Una carrera como hematólogo-oncólogo gira en torno al tratamiento de pacientes que sufren trastornos sanguíneos y / o cáncer. Dado que esta profesión requiere un alto nivel de conocimiento y experiencia, generalmente implica una amplia capacitación y certificación de la junta. Las personas en este campo generalmente son empleadas por un centro médico o universidad, pero algunos pueden trabajar en una práctica privada. Para tener éxito en esta carrera, es útil que un hematólogo-oncólogo posea grandes habilidades interpersonales y tenga una actitud compasiva. Las tareas laborales comunes incluyen la realización de investigaciones científicas continuas, el diagnóstico de pacientes, el tratamiento de pacientes, la supervisión de subordinados y la asistencia a conferencias.
Realizar investigaciones científicas continuas es a menudo una parte integral de ser un hematólogo-oncólogo. Dado que constantemente se encuentran nuevos datos y descubrimientos, es importante que una persona en esta profesión se mantenga al tanto de los últimos hallazgos. Esto puede implicar leer revistas científicas o participar en proyectos de investigación. La participación en estas actividades puede ayudar potencialmente a un hematólogo-oncólogo a descubrir nuevas opciones de tratamiento para pacientes con trastornos sanguíneos o cáncer.
Otra parte importante de este trabajo es diagnosticar pacientes. Cuando un paciente sufre de algo como hemofilia, leucemia o cáncer, es responsabilidad de un hematólogo-oncólogo averiguar los detalles. Esto generalmente requiere análisis de sangre, exámenes físicos y pruebas de laboratorio para un diagnóstico preciso. Para ser eficaz en el diagnóstico de enfermedades, un individuo debe simpatizar con los pacientes y ser capaz de establecer una buena relación.
Una vez que se ha realizado un diagnóstico, un hematólogo-oncólogo debe implementar el tratamiento adecuado para garantizar la mejor atención posible para el paciente. El tratamiento exacto puede variar considerablemente dependiendo de los detalles de la condición del paciente, pero los tratamientos de hematología comunes pueden incluir medicamentos y transfusiones de sangre. Los tratamientos oncológicos comunes pueden incluir quimioterapia, radioterapia y cirugía.
Supervisar a los subordinados y mantener una comunicación abierta también es importante. Independientemente del entorno, un hematólogo-oncólogo generalmente tendrá varios miembros del personal trabajando debajo de él. Es su trabajo asegurarse de que todos se mantengan encaminados y brinden a los pacientes una atención adecuada. En algunos casos, también puede asesorar a estudiantes de medicina que trabajan en un programa de pasantías y debe proporcionarles capacitación. Este aspecto requiere una persona con habilidades interpersonales y de liderazgo sólidas.
Además, algunas personas también necesitarán asistir a conferencias periódicas. Estas conferencias están dirigidas a profesionales en el campo de la medicina y generalmente discuten hallazgos científicos recientes. La interacción con otros profesionales en estos entornos ayuda a un hematólogo-oncólogo a mantenerse a la vanguardia de su carrera, lo que inevitablemente resulta en una mejor atención al paciente.