Un hábitat natural es un área de la naturaleza, generalmente un ecosistema autónomo único, que admite una selección de plantas y animales autóctonos de la región que se adaptan tanto al clima como a los sistemas vivos, y existen en una especie de equilibrio permanente y sostenible. . Los ecosistemas de hábitat sin perturbaciones se están volviendo cada vez más raros, ya que las especies invasoras se introducen a través de patrones de viajes humanos y debido a la invasión del desarrollo urbano, la contaminación y la construcción de infraestructura como carreteras, puentes, tuberías, minería y proyectos de ganadería. Las ubicaciones de hábitats protegidos en todo el mundo se consideran vitales para preservar la diversidad de especies.
Los movimientos internacionales de conservación reconocen 142 categorías diferentes de hábitat natural, conocidas como ecorregiones globales, 53 ambientes de agua dulce y 43 ambientes marinos. Estos abarcan desde bosques tropicales y arrecifes de coral que sustentan una amplia y próspera variedad de especies de plantas y animales, hasta tundras y desiertos que sustentan una diversidad de organismos indígenas más resistente y aún más pequeña. Juntos, estos entornos de hábitat natural entrelazados se ven como una red de vida en la Tierra que debe preservarse en un grado mínimo para que la pérdida de una ecorregión no cause directa o indirectamente el colapso de otras.
La protección del medio ambiente, ya sea un hábitat intacto, requiere restauración del hábitat, o el hábitat natural de un animal en peligro de extinción, está siendo llevado a cabo por una amplia variedad de organizaciones gubernamentales privadas, públicas y globales. La actividad se ha vuelto tan diversa en el deseo de preservar el hábitat natural como contraria a la expansión humana, que ha tomado la forma de un movimiento social internacional. Esto culminó en 1972 con la formación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en una conferencia en Estocolmo, Suecia, a la que asistieron 114 naciones. Las conferencias de seguimiento se llevaron a cabo en 1992 por la ONU, y luego por la Unión Europea y grupos de naciones de América del Norte. En 1988, la formación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) también se creó para investigar la actividad humana que contribuye al cambio climático rápido, que puede tener graves efectos perjudiciales sobre la capacidad de adaptación y supervivencia de cualquier hábitat natural.