Los mercados de derivados de productos básicos proporcionan un medio para intercambiar productos financieros basados en productos básicos como granos, petróleo y metales. En lugar de comerciar directamente con productos básicos, los participantes intercambian contratos para la venta y entrega de ciertos productos. Especulan sobre precios futuros para comprar y vender contratos, y no manejan los productos por sí mismos. Tales mercados se pueden encontrar en varias naciones para proporcionar un mecanismo para que los comerciantes intercambien libremente contratos y fondos. El nivel de regulación y supervisión disponible puede variar según la nación.
Algunos ejemplos de derivados de productos básicos pueden incluir contratos para comprar un producto básico a un precio establecido en una fecha determinada, lo que puede permitir a las personas aprovechar las fluctuaciones de precios. Si el precio es inferior al valor de mercado, el titular del contrato puede comprar el producto y luego revenderlo a un precio más alto. Los contratos de venta, que ofrecen el derecho de vender a un valor dado, también están disponibles, junto con derivados más complejos. En los mercados de derivados de productos básicos, los comerciantes tienen la oportunidad de manejar una variedad de contratos.
Estos contratos fueron diseñados originalmente para proporcionar protección y seguridad a los agricultores. Un agricultor que establecía un cultivo quería asegurarse de obtener un precio específico para él el día del mercado, y también quería una garantía de que habría un comprador. Los compradores, a su vez, querían fijar los precios temprano para permitirse posicionarse en el mercado. Con el tiempo, la práctica de negociar en los mercados de derivados de productos básicos se extendió a otros productos básicos y a los comerciantes que no participan directamente en el manejo de estos productos.
Los comerciantes activos en los mercados de derivados de productos básicos necesitan rastrear los precios para decidir cuándo y dónde manejar los contratos, y si deben comprar, vender o mantener. Un contrato determinado puede cambiar de manos varias veces antes de que madure a medida que los operadores ajustan sus posiciones en el mercado. Algunos comerciantes se representan a sí mismos, negociando contratos para su propio beneficio, mientras que otros pueden trabajar para las casas de bolsa y pueden representar a empleadores o clientes. Esto implica un análisis cuidadoso para tomar las mejores decisiones para la situación dada, considerando los riesgos y beneficios de las operaciones disponibles.
Los reguladores pueden observar los mercados de derivados de materias primas. El comercio rápido de derivados puede tener un impacto en la fijación de precios de los productos básicos, lo que puede ser motivo de preocupación, y al igual que con otros mercados financieros, puede producirse un efecto de bola de nieve. Si los comerciantes se ponen nerviosos y comienzan a vender contratos, por ejemplo, se podría desencadenar una rápida caída en el precio y la recuperación podría llevar meses. Los mercados también pueden ser monitoreados en busca de signos de información privilegiada u otras actividades inapropiadas.
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