¿Qué es la citología?

La citología, más conocida como biología celular, estudia la estructura celular, la composición celular y la interacción de las células con otras células y el entorno más amplio en el que existen. El término «citología» también puede referirse a la citopatología, que analiza la estructura celular para diagnosticar una enfermedad. Los estudios microscópicos y moleculares de células pueden centrarse en organismos multicelulares o unicelulares.

El hecho de que nosotros, como humanos, estemos formados por millones de células diminutas, y que otras formas de vida a nuestro alrededor están constituidas de manera similar, ahora apenas necesita explicación. Sin embargo, el concepto de célula es relativamente nuevo. La comunidad científica no aceptó la idea de la existencia de células hasta finales del siglo XVIII.

Reconocer las similitudes y diferencias de las células es de suma importancia en citología. El examen microscópico puede ayudar a identificar diferentes tipos de células. Observar las moléculas que forman una célula, a veces llamado biología molecular, ayuda a una mayor descripción e identificación. Todos los campos de la biología dependen de la comprensión de la estructura celular. El campo de la genética existe porque comprendemos la estructura y los componentes celulares.

Otro aspecto importante en la disciplina de la citología es el examen de la interacción celular. Al estudiar cómo las células se relacionan con otras células o con el medio ambiente, los citólogos pueden predecir problemas o examinar los peligros ambientales de las células, como sustancias tóxicas o que causan cáncer. En los seres humanos y otras estructuras multicelulares, la citología puede examinar la presencia de demasiadas células de un tipo o la falta de una cantidad suficiente de cierto tipo de células. En una prueba simple como un hemograma completo, un laboratorio puede observar los glóbulos blancos e identificar la presencia de una infección, o puede examinar un nivel bajo de ciertos tipos de glóbulos rojos y diagnosticar anemia.

Ciertos trastornos autoinmunitarios pueden diagnosticarse mediante reacciones celulares anormales. La tiroiditis de Hashimoto, por ejemplo, es una afección autoinmune causada por una reacción celular anormal. En lugar de que los glóbulos blancos reconozcan la presencia de células tiroideas normales, estos anticuerpos las atacan y provocan una tiroides baja. Si no se trata, esta afección puede provocar retraso, fatiga extrema, obesidad y, en última instancia, la muerte. A través de la citología, se pueden reconocer las reacciones anormales de estos anticuerpos y se puede emprender el tratamiento mucho antes de que esta afección cree problemas irreversibles.

La citopatología tiene objetivos similares, pero tiende a buscar células que no deberían estar presentes en un organismo. Los análisis de orina y de sangre, por ejemplo, pueden buscar la presencia de parásitos o bacterias que pueden causar enfermedades y la muerte. Por lo tanto, en citología, comprender los organismos unicelulares como muchas formas de bacterias es tan importante como comprender las estructuras multicelulares.
Esta es también una de las principales herramientas de diagnóstico para detectar el cáncer. El examen ginecológico anual de una mujer casi siempre implica una prueba de Papanicolaou, una colección de tejidos que se analizan en la estructura celular para detectar formaciones tempranas de células cancerosas. La detección temprana puede conducir a mayores tasas de supervivencia. De manera similar, las biopsias con aguja de bultos en la mama o en cualquier otro lugar pueden detectar células cancerosas y proporcionar un medio excelente para el diagnóstico.