El cerebro en sí no puede sentir dolor, solo puede recibir señales de dolor de otras partes del cuerpo. Sin embargo, el dolor ciertamente puede afectar el cerebro. Las personas que tienen dolor crónico a largo plazo pueden experimentar un tipo de daño cerebral en el que las neuronas responsables de la percepción del dolor se activan tanto que se lesionan. Esto puede hacer que la víctima sea más propensa a estar deprimida, tener problemas para tomar decisiones y experimentar ansiedad. Estos cambios en la estructura del cerebro se revierten con el tratamiento o cuando el cuerpo se recupera.
Más datos sobre el cerebro y el dolor:
Diferentes partes de la médula espinal transportan diferentes tipos de señales de dolor al cerebro. Hay dos tipos principales de dolor: uno que es transmitido por fibras A delta, que es un dolor agudo e inmediato; y uno que es transportado por fibras C, que es un dolor sordo o una sensación de ardor.
El sentimiento de empatía en realidad activa algunas de las áreas del cerebro que reciben dolor.
Hay al menos siete tipos distintos de dolor, incluido el dolor fantasma, el dolor psicógeno y el dolor irruptivo.