Las causas más comunes de distensión abdominal y náuseas son la indigestión, el síndrome del intestino irritable y la intolerancia a la lactosa. La indigestión o dispepsia es causada por comer ciertos alimentos, así como por problemas digestivos que ya están presentes. El síndrome del intestino irritable ocurre cuando el colon está irritado y solo puede controlarse mediante la intervención de la dieta y un cambio en los hábitos de vida. La intolerancia a la lactosa es causada por el consumo de productos lácteos y los síntomas inmediatos a menudo incluyen hinchazón y náuseas. En la mayoría de los casos, estas afecciones se pueden tratar en el hogar y sin medicamentos recetados ni una visita al médico.
La indigestión describe una serie de síntomas que ocurren durante o después de comer. Además de hinchazón y náuseas, los otros síntomas que acompañan a la indigestión son dolor abdominal en la región superior y acidez de estómago. Las personas que experimentan indigestión a menudo se quejan de sentirse más llenas de lo habitual durante la comida y, a veces, después. A menudo está bien esperar hasta que los síntomas se reduzcan o eliminen. Sin embargo, ir al hospital es una necesidad si una persona experimenta dificultad para respirar o dolor en el pecho.
El síndrome del intestino irritable se produce cuando el cerebro no puede comunicarse eficazmente con el tracto intestinal. El estrés excesivo, los productos químicos y las hormonas a menudo interrumpen los mensajes enviados entre el cerebro y el tracto intestinal, lo que provoca espasmos musculares. Los espasmos a menudo provocan náuseas y diarrea o estreñimiento, lo que hace que la defecación sea incómoda. El síndrome del intestino irritable a veces es genético, pero en muchos casos es el resultado de intestinos débiles causados por un trastorno del sistema inmunológico. Abstenerse de alimentos que se sabe que aumentan las posibilidades de síndrome del ventilador irritable, como frijoles y otros alimentos que producen gases, a menudo puede ayudar.
Las personas que son intolerantes a la lactosa a menudo se dan cuenta de su condición cuando experimentan hinchazón y náuseas después de comer una comida que contiene productos lácteos. La lactosa, que es el azúcar que se encuentra en la lechería, no puede ser degradada adecuadamente por el cuerpo si no produce también la enzima lactasa. Aquellos que son intolerantes a la lactosa no producen lactasa y experimentan calambres, diarrea y gases además de hinchazón y náuseas. El cuerpo también puede dejar de producir lactasa temporalmente debido a la gripe estomacal. La mejor manera de tratar la intolerancia a la lactosa es a menudo evitar los productos lácteos y, en su lugar, consumir productos sin lactosa y sin lácteos.
Los síntomas persistentes de distensión abdominal y náuseas deben ser motivo de preocupación y merecen atención médica. Esto es especialmente cierto cuando los cambios en la dieta y el estilo de vida no mitigan significativamente los síntomas. Los médicos pueden ayudar a descartar otras enfermedades que pueden ser las causas subyacentes de la indigestión, el síndrome del intestino irritable y la intolerancia a la lactosa.