¿Cuáles son las causas más comunes de un desgarro deltoideo?

Los desgarros musculares son un tipo de tensión que puede causar dolor e inflamación que limitan el uso de ese músculo. El deltoides, que es un músculo del hombro, es susceptible a desgarros al igual que cualquier otro músculo. Hay una variedad de causas comunes de desgarro deltoides. Estos incluyen trauma, en el que el deltoides recibe un golpe directo y contundente; mal uso, en el que el músculo se usa de manera incómoda o no se calienta adecuadamente antes de poner a prueba la actividad física; y uso excesivo, en el que el deltoides no descansa lo suficiente entre sesiones de uso intenso. Los desgarros deltoides son especialmente comunes durante el ejercicio.

Es probable que los desgarros musculares sean el resultado de sufrir un trauma, como recibir un golpe o impacto directo y contundente. Este tipo de lesión puede ocurrir en una variedad de situaciones, como sufrir una fuerte caída, ser golpeado por un objeto pesado o verse involucrado en un accidente automovilístico. Sin embargo, lo más común es que un desgarro deltoideo que resulte de un trauma sea el resultado de un evento relacionado con el deporte. Por ejemplo, una pelota de béisbol o un balón de fútbol errante chocando contra el hombro podría producir síntomas de tensión o desgarro. De manera similar, un chequeo corporal en el hockey o un tackle en el fútbol también podría resultar en un trauma muscular.

Desafortunadamente, el mal uso es una causa extremadamente común de distensiones y desgarros deltoides, aunque estas situaciones generalmente se pueden prevenir. Un desgarro deltoides causado por el mal uso puede ocurrir mientras se realizan tareas levemente físicas, como estirarse o torcerse irregularmente para alcanzar algo alto. Sin embargo, con más frecuencia, los deportistas novatos o negligentes se rasgan los deltoides al no calentar antes del ejercicio, al manipular pesas u otros equipos de ejercicio de forma incorrecta o al intentar ejercitarse a niveles más allá de sus capacidades.

No estirar o calentar antes de hacer ejercicio significa que los músculos están tensos, lo que los hace más susceptibles al desgarro. Los calentamientos simples como la actividad cardiovascular ligera, levantar lentamente pesos que son mucho más livianos que la capacidad máxima, balancear los brazos y estirar relajan los músculos y pueden ayudar a prevenir un desgarro deltoides. Verificar para asegurarse de que los ejercicios se estén completando en buena forma y que todo el equipo se esté utilizando correctamente también puede prevenir tensiones. Los principiantes también deberían comenzar lentamente para evitar esforzarse demasiado y correr el riesgo de una rotura deltoidea.

Una causa común de desgarros deltoides que producen tanto los deportistas novatos como los experimentados es el sobreentrenamiento. Los músculos a los que no se les permite el tiempo suficiente para descansar entre los entrenamientos son altamente susceptibles a daños y lesiones. Para prevenir lesiones como un desgarro deltoides, se recomienda que los músculos se recuperen entre 24 y 48 horas entre los entrenamientos. Recargar el cuerpo con alimentos ricos en proteínas, carbohidratos complejos y mucha agua también puede ayudar a que los músculos se reparen rápidamente y puede prevenir un desgarro deltoides causado por un ejercicio intenso.