Un xantoma es una lesión causada por una acumulación inusual de grasa cerca de la superficie de la piel. Las lesiones aparecen como pequeñas protuberancias amarillas y pueden surgir en cualquier parte del cuerpo, aunque son más comunes en los párpados, las manos, los pies y varias articulaciones. Si bien un xantoma normalmente no plantea problemas de salud en sí mismo, puede ser indicativo de una afección subyacente, como diabetes o enfermedad hepática. Es importante hablar con un dermatólogo o médico de atención primaria ante la primera señal de protuberancias anormales para obtener un diagnóstico preciso y conocer las opciones de tratamiento.
Los xantomas son colecciones de ciertos tipos de grasas, principalmente el colesterol y los triglicéridos derivados de los alimentos. Las lesiones cutáneas aparecen cuando el cuerpo no puede descomponer las grasas de manera eficiente en energía utilizable. La diabetes, el hipotiroidismo, los problemas hepáticos y los defectos genéticos pueden contribuir al crecimiento de un xantoma. Una condición llamada hiperlipidemia, que básicamente significa colesterol alto, también es un factor de riesgo significativo. Una persona puede desarrollar colesterol alto debido a una disposición genética heredada, malas elecciones dietéticas o una combinación de ambos.
Una afección específica conocida como xantelasma palpebrarum causa lesiones suaves, planas y de crecimiento lento en los párpados superiores o inferiores. Los xantomas tuberosos son duros y suelen aparecer en los pies, las manos y las articulaciones. Pueden surgir otros tipos de lesiones en los brazos o las nalgas, y algunas aparecen en los tendones y ligamentos cerca de la piel. La mayoría de las lesiones son de color amarillo y no más grandes que un borrador de lápiz estándar, aunque algunos xantomas pueden crecer hasta unas tres pulgadas (7.62 centímetros) de diámetro.
Por lo general, un médico puede identificar un xantoma simplemente examinando el área de piel afectada. Se pueden realizar procedimientos de diagnóstico adicionales, como biopsias de tejido, pruebas hepáticas y análisis de sangre, para confirmar un diagnóstico y descartar otras posibles causas de problemas cutáneos. Las pruebas de laboratorio con muestras de sangre y piel son útiles para detectar cualquier trastorno subyacente. Después de hacer un diagnóstico apropiado, el médico puede decidir cómo tratar los problemas.
Dado que la mayoría de los xantomas se consideran inofensivos, no requieren tratamiento médico directo. Sin embargo, una persona que está preocupada por el aspecto cosmético de las lesiones cutáneas puede decidir que un especialista quirúrgico las extirpe. En general, los xantomas tienden a desaparecer con el tiempo cuando su causa subyacente se trata de manera eficaz. Los médicos pueden recetar medicamentos para el colesterol alto, la diabetes y el hipotiroidismo para ayudar a reducir los síntomas y disminuir el riesgo de problemas de salud potencialmente mortales. Mantener una dieta saludable y seguir cuidadosamente las indicaciones de un médico minimiza las posibilidades de que reaparezca un xantoma.