La leucomalacia periventricular es un tipo de lesión cerebral en la que los tejidos cerebrales se reblandecen por la muerte de la sustancia blanca; afecta tanto a los fetos como a los recién nacidos. La mayoría de los bebés no presentan ningún síntoma inmediato de esta lesión de la sustancia blanca, pero los indicadores comunes que pueden aparecer más adelante incluyen la incapacidad para cultivar las habilidades motoras básicas, desarrollo mental lento, convulsiones y problemas visuales o auditivos. La epilepsia o parálisis cerebral a menudo se desarrollan a medida que el bebé madura.
El crecimiento de la leucomalacia periventricular se inicia por dos factores principales. La sección periventricular del cerebro, que está compuesta por la sustancia blanca ubicada cerca de los ventrículos cerebrales, pierde oxígeno o sangre durante el desarrollo del cerebro. Cuando se combina con el daño a las células que brindan apoyo al sistema nervioso, están presentes las condiciones para la leucomalacia periventricular. Este conjunto de circunstancias es más predominante en los bebés prematuros, lo que los coloca en mayor riesgo de leucomalacia periventricular.
La extensión de la leucomalacia periventricular es prácticamente imposible de determinar durante las primeras etapas de la vida de un bebé. Dado que las habilidades motoras deterioradas son un signo revelador, y todos los recién nacidos poseen habilidades motoras limitadas, la enfermedad solo puede diagnosticarse mediante una ecografía de la cabeza. Sin embargo, es posible que una ecografía no lea inmediatamente la lesión, y se puede utilizar la resonancia magnética (MRI) más precisa.
La leucomalacia periventricular tiene diversos grados de gravedad, dependiendo completamente de la extensión del daño a los tejidos cerebrales. Algunos bebés pueden ser inusualmente lentos en diversas áreas del desarrollo fisiológico, tener una frecuencia cardíaca baja o tener problemas de coordinación y equilibrio. En casos más graves, los bebés desarrollarán problemas importantes con las funciones motoras o anomalías graves en la madurez de los órganos. Los bebés que entran en esta última categoría pueden algún día volverse cuadripléjicos o adquirir epilepsia o parálisis cerebral.
A menudo denominada por el acrónimo PVL, la leucomalacia periventricular no tiene un tratamiento correspondiente. Los síntomas de la lesión se tratan caso por caso y, en la mayoría de los casos, los médicos vigilarán de cerca a los pacientes, debido a la naturaleza sensible del sistema nervioso y la multitud de complicaciones que pueden surgir. El tratamiento se complica aún más por el hecho de que los medicamentos que funcionan en adultos con PVL pueden ser perjudiciales para los bebés. El pronóstico para las personas con PVL depende de la gravedad de la lesión.
Las medidas preventivas son clave para evitar un diagnóstico de leucoencefalopatía multifocal progresiva. La más común de estas medidas implica hacer todo lo posible para prevenir un parto prematuro, desde una nutrición y medicamentos adecuados hasta el reposo en cama. El cuidado prenatal apropiado asegura que el progreso del desarrollo del feto sea monitoreado de cerca.