Las interleucinas son proteínas naturales producidas por el cuerpo que ayudan al sistema inmunológico del cuerpo. No se almacenan dentro de las células del cuerpo, sino que se secretan cuando se presenta una estimulación, como una infección. Si bien se han identificado docenas de interleucinas y sus efectos, los científicos creen que aún quedan muchas más por encontrar. Los diferentes tipos de interleucinas son responsables de desencadenar una variedad de respuestas inmunitarias que combaten las infecciones, que incluyen dolor, fiebre, inflamación, reacciones alérgicas y regeneración celular.
Como parte de la familia de citocinas de moléculas de señalización celular, las interleucinas tienen un papel importante en el sistema inmunológico, pero no crean activamente la respuesta inmunitaria. En cambio, sirven como mensajeros, pasando la voz entre las células, particularmente los glóbulos blancos, para hacerles saber que sus servicios son necesarios. Las células apropiadas luego se ponen a trabajar.
El papel de las interleucinas dentro del sistema inmunológico ha llevado a su uso en la lucha contra algunos tipos de cáncer y enfermedades, como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn. Si bien el cuerpo produce una cantidad relativamente pequeña de interleucinas, los científicos han descubierto cómo reproducirlas en los laboratorios, lo que hace que estén disponibles cantidades más grandes para fines medicinales. Cuando se administran, estas interleucinas en dosis altas hacen que las células sanas redoblen sus esfuerzos para combatir las células cancerosas y otras amenazas para el cuerpo. La terapia biológica con interleucinas también puede ayudar a reconstruir un sistema inmunológico prácticamente eliminado por los tratamientos a veces severos necesarios para destruir los tumores cancerosos.
Los efectos secundarios de la terapia con interleucina pueden incluir presión arterial muy baja, hinchazón, escalofríos, fiebre, náuseas y vómitos. Los moretones y el sangrado también pueden ocurrir con mayor facilidad. Los efectos secundarios suelen ser de corta duración y rara vez persisten una vez finalizado el tratamiento, aunque la gravedad de los efectos secundarios puede hacer que algunos pacientes requieran hospitalización durante el tratamiento.
Si bien la terapia con interleucina que estimula el sistema inmunológico a toda marcha puede tener importantes beneficios para la salud en algunas situaciones, se cree que un sistema inmunológico hiperactivo es el culpable de las enfermedades autoinmunes como el lupus, la fibromialgia y la esclerosis múltiple. Se cree que estas enfermedades son causadas por una interrupción de la comunicación. Otra parte de la estructura del sistema inmunológico del cuerpo, las células T supresoras, están destinadas a señalar el fin de la lucha una vez que el cuerpo ha ganado, y las interleucinas son fundamentales para hacer correr la voz. Sin embargo, pueden surgir problemas cuando las células adecuadas no reciben el mensaje de las interleucinas para que dejen de luchar, optan por ignorar el mensaje para detenerse o recibir un mensaje para seguir luchando porque las células T que funcionan mal creen incorrectamente que queda alguna infección.