Los síntomas de una infección intestinal pueden variar de una persona a otra, pero uno de los principales es el dolor intestinal. También puede haber fiebre y escalofríos con una infección intestinal. Muchos pacientes pueden experimentar diarrea y náuseas con una infección intestinal. Los síntomas de una infección intestinal en bebés y niños pequeños también pueden incluir irritabilidad y nerviosismo.
Una infección intestinal generalmente es causada por un virus o una bacteria en el tracto intestinal. Cuando una persona desarrolla una infección intestinal, la inflamación puede causar calambres, hinchazón y diarrea. El sangrado rectal también puede ocurrir en casos de infección intestinal. Aunque existen varios síntomas comunes de una infección intestinal, algunos pacientes pueden presentar solo uno o dos síntomas.
Cuando una persona contrae una infección intestinal, puede experimentar pérdida de apetito. Cuando una infección intestinal provoca diarrea o vómitos, esto puede provocar deshidratación. Los síntomas de la deshidratación por una infección intestinal son sed extrema y sequedad de la boca. Un dolor de cabeza que está presente con una infección intestinal también puede indicar signos de deshidratación. Puede ser difícil reconocer los síntomas de la deshidratación en bebés y niños pequeños, aunque la disminución de la micción es generalmente una indicación.
Si persiste una infección intestinal, también puede ocurrir pérdida de peso. Aunque la pérdida de peso no es un síntoma común de una infección intestinal en adultos con infecciones intestinales, puede ser grave en bebés y niños. Cualquier pérdida de peso en un niño debe notificarse a un pediatra para su evaluación.
En ocasiones, las infecciones intestinales pueden ser causadas por un parásito. Cuando esto ocurre, pueden aparecer síntomas como estreñimiento y obstrucción intestinal. Cuando los intestinos se bloquean, la acumulación de tóxicos puede enfermar gravemente a una persona. Un bloqueo intestinal puede provocar septicemia, que hace que las bacterias circulen por la sangre. La septicemia puede dañar el sistema respiratorio y poner en peligro la vida si no se trata de inmediato.
Algunos expertos médicos creen que ciertos factores pueden hacer que algunas personas sean más susceptibles a contraer una infección intestinal. Por ejemplo, el estrés puede contribuir a debilitar el sistema inmunológico, haciendo que una persona sea más propensa a enfermarse. Un gran porcentaje del sistema inmunológico reside en el tracto intestinal, por lo que mantener un sistema digestivo saludable puede ayudar a prevenir infecciones intestinales. Algunos expertos médicos también creen que la reposición de bacterias saludables en el tracto digestivo puede prevenir infecciones intestinales. Esto se puede lograr consumiendo alimentos que contengan cultivos vivos o tomando un suplemento dietético que contenga probióticos.