Un bloqueo intestinal que dificulta el paso del contenido digestivo se conoce como obstrucción intestinal. También conocida como obstrucción intestinal, esta condición puede presentarse parcial o completamente, dependiendo de su origen. El tratamiento de la obstrucción depende de la causa y el alcance de la afección y, por lo general, requiere hospitalización. Existen riesgos graves asociados con una obstrucción intestinal, por lo que las personas que experimentan síntomas deben buscar atención médica inmediata para evitar un empeoramiento de los síntomas o complicaciones potencialmente mortales.
El desarrollo de una obstrucción intestinal puede ocurrir de dos maneras y manifestarse como un bloqueo parcial o completo. En los casos en que el intestino está bloqueado por algún tipo de materia material, se dice que la afección tiene una causa mecánica. Cuando una obstrucción se debe a una función alterada del intestino y no a una falla estructural, se considera que el origen de la obstrucción se debe a un íleo paralítico.
Una causa mecánica, también conocida como obstrucción mecánica, puede originarse en el intestino delgado o grueso. La presentación más común de la obstrucción mecánica ocurre en el intestino delgado y puede originarse con una hernia, tumor o tejido cicatricial. Las obstrucciones mecánicas del intestino grueso son relativamente infrecuentes. Varias situaciones pueden contribuir al desarrollo de una obstrucción del intestino grueso y pueden incluir heces impactadas, cálculos biliares y una estenosis o estrechamiento del intestino.
Los bloqueos intestinales que se originan con el íleo paralítico, también conocido como pseudoobstrucción, implican la falla del intestino grueso para funcionar correctamente en ausencia de una obstrucción física. Con la presencia de íleo paralítico, el movimiento del intestino puede ser lento o inexistente, lo que lleva a una alteración de la función digestiva. En la mayoría de los casos, el íleo paralítico se manifiesta como una condición posoperatoria asociada con la cirugía abdominal. Los factores adicionales que pueden contribuir al desarrollo de esta afección temporal incluyen enfermedad pulmonar o renal, uso de ciertos medicamentos recetados y deficiencia de potasio.
Las personas que desarrollan una obstrucción intestinal pueden experimentar una variedad de síntomas, que incluyen calambres abdominales periódicos y estreñimiento crónico. La distensión y la sensibilidad abdominales también pueden ser signos de una obstrucción intestinal. Los signos adicionales pueden incluir síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, náuseas y vómitos. Aquellos que experimentan alguno de estos síntomas deben buscar atención médica para evitar un empeoramiento de los síntomas o el desarrollo de complicaciones.
Antes de confirmar un diagnóstico, un médico puede hacer varias preguntas con respecto a los tipos de síntomas que experimenta la persona, incluso cuándo aparecieron por primera vez. Se puede tomar un historial médico completo y realizar un examen físico para evaluar preliminarmente la salud general y verificar si hay distensión o malestar abdominal. Para confirmar un diagnóstico, se pueden realizar pruebas adicionales, que incluyen una tomografía computarizada (TC), una ecografía o una radiografía. Las pruebas de imágenes se utilizan para evaluar la naturaleza y el alcance del bloqueo.
El tratamiento de la obstrucción generalmente requiere hospitalización para estabilizar la condición del individuo. Se pueden instituir pasos de rutina, como la colocación de un catéter en la vejiga y una sonda nasogástrica (NG) para ayudar con el proceso de descompresión intestinal. El enfoque del tratamiento depende completamente de la causa de la afección del individuo. Las personas diagnosticadas con una obstrucción mecánica y que no responden bien al tratamiento pueden requerir cirugía para eliminar la obstrucción. Si se determina que una persona tiene una obstrucción completa, su condición se considera una emergencia médica que requiere una cirugía inmediata para aliviar la obstrucción y restaurar la función intestinal adecuada.
Cuando una obstrucción intestinal no se trata, puede provocar complicaciones graves que ponen en peligro la vida. La función intestinal disminuida puede causar deshidratación, shock e insuficiencia renal. Los bloqueos intestinales también pueden reducir el suministro de sangre al tejido intestinal afectado, provocando la muerte del tejido hambriento, una condición conocida como necrosis. Una consecuencia de la necrosis intestinal es el desarrollo de peritonitis, que resulta de una perforación o desgarro en la pared intestinal causada por el tejido moribundo.
La peritonitis es una afección grave que requiere atención médica inmediata y puede provocar la muerte si se ignora. Las personas con peritonitis pueden experimentar síntomas similares a los asociados con una obstrucción intestinal, que incluyen náuseas, dolor a la palpación y distensión abdominal y estreñimiento crónico. Cuando la peritonitis no se trata, una persona puede entrar en estado de shock y experimentar síntomas que incluyen dilatación de la pupila, pulso debilitado y respiración dificultosa y superficial. El shock también se considera una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato.
Las personas que se han sometido a cualquier tipo de cirugía abdominal pueden tener un mayor riesgo de desarrollar una obstrucción intestinal debido a la presencia de tejido cicatricial posoperatorio. Los factores adicionales que aumentan el riesgo de una persona de desarrollar una obstrucción intestinal incluyen la enfermedad de Crohn y el estreñimiento frecuente. Las personas que han sido diagnosticadas con cánceres asociados con el abdomen también pueden tener un mayor riesgo de ser diagnosticadas con una obstrucción intestinal.