Los niveles elevados de hematocrito, a veces denominados policitemia o eritrocitosis, pueden provocar una variedad de síntomas y efectos. Más comúnmente, una persona que tiene un hematocrito elevado podría experimentar intolerancia al calor, sudoración, pérdida de peso y fatiga o debilidad. Los efectos de los niveles elevados también pueden incluir heces con sangre, hematomas o picazón en la piel, molestias en las articulaciones o dolor en el pecho. Si el hematocrito de una persona permanece elevado por encima de un cierto nivel durante un período de tiempo, puede tener un alto riesgo de coágulos sanguíneos, enfermedades cardíacas o derrames cerebrales.
Los niveles de hematocrito básicamente miden la cantidad o concentración de glóbulos rojos en el torrente sanguíneo. Los glóbulos rojos contienen la proteína hemoglobina, que recoge oxígeno y lo transporta a través de la sangre a los tejidos del cuerpo. Cuando hay niveles bajos de oxígeno en el torrente sanguíneo, la hormona eritropoyetina estimula la producción de más glóbulos rojos en la médula ósea.
El porcentaje promedio de glóbulos rojos en el torrente sanguíneo de un hombre adulto normal está entre el 42 y el 54 por ciento. Para una mujer, es un poco más baja, con un promedio de entre el 38 y el 46 por ciento. Cuando el nivel de hematocrito se eleva por encima de estos porcentajes, y especialmente si supera el 60 por ciento, la sangre puede volverse más espesa. Aunque la concentración de glóbulos rojos y oxígeno en la sangre es más alta, la sangre se mueve con más lentitud y los tejidos del cuerpo pueden estar recibiendo menos oxígeno de lo que normalmente recibirían. Esto puede causar varios efectos notables en el cuerpo de una persona.
Inicialmente, una persona puede notar una marcada debilidad y fatiga. También puede experimentar dolores de cabeza. Nuevamente, estos efectos son causados por un flujo sanguíneo más espeso y menos eficiente. Puede ocurrir intolerancia al calor y una persona puede reaccionar con sudoración excesiva, mareos y fiebre. Se pueden desarrollar parches de piel irritados y con comezón, especialmente después de baños o duchas calientes. También pueden aparecer en la piel manchas azuladas o de color púrpura similares a los hematomas en lugares aleatorios.
Cuando una persona tiene niveles elevados de hematocrito, también puede notar sangre en las heces. Si la afección continúa sin control, es posible que también experimente una decoloración oscura de los dedos de los pies y de las manos. Puede producirse dolor en las articulaciones y los músculos, también como resultado del espesamiento de la sangre y del flujo sanguíneo restringido. Una persona también puede experimentar dolores en el pecho, dificultad para respirar y pérdida de peso.
A menudo, si se corrige la afección subyacente que causa el recuento elevado de glóbulos rojos, los efectos disminuirán y eventualmente desaparecerán. Si los niveles elevados de hematocrito continúan aumentando sin control, una persona tiene un mayor riesgo de coágulos sanguíneos, enfermedades cardíacas y derrames cerebrales. Estas condiciones pueden poner en peligro la vida. Entonces, es importante que si una persona tiene niveles elevados de hematocrito, la causa se determina y se corrige lo antes posible.