¿Qué es un consultor político?

Un consultor político es un tipo de consultor de gestión que se centra en las campañas de figuras políticas. Se le puede considerar como una especie de ejecutivo de publicidad, pero en lugar de vender un producto o servicio tangible, están vendiendo la idea de una persona como candidato. Aunque estos consultores existen en todo el mundo, específicamente en los Estados Unidos, se ha construido una industria bastante masiva en torno a la consultoría política.

La consultoría política no es algo nuevo en el panorama político estadounidense. Los primeros asesores políticos, como el íntimo confidente del presidente McKinley, Mark Hanna, actuaron de la misma manera que los consultores modernos. En la década de 1930, la empresa Campaigns, Inc. fue formada por Whitaker y Baker, centrándose exclusivamente en campañas políticas en su trabajo de marketing. En la década de 1960, con el advenimiento de las campañas televisivas masivas, el trabajo del consultor político creció exponencialmente, y personas como Joseph Napolitan comenzaron a describirse activamente con esta frase.

Con el crecimiento continuo de los medios de comunicación en las campañas políticas y el papel cada vez más importante que desempeña la gestión de mensajes y el giro en el manejo de las campañas, la consultoría política se está convirtiendo en una parte cada vez más integral de las campañas. Casi todas las campañas políticas, desde la campaña más básica del ayuntamiento hasta las campañas presidenciales, emplean al menos a un consultor político, y las campañas más grandes pueden emplear a docenas. Aunque es innegable que el consultor es una parte necesaria de una campaña moderna, muchas personas critican el papel, especialmente a medida que se vuelve más visible para el público.

Tradicionalmente, el consultor político era responsable principalmente de los aspectos de marketing simples de una campaña, como la compra de anuncios y la elaboración de los anuncios. Sin embargo, en los últimos años, a medida que las campañas se han enfocado más, es probable que él o ella participe activamente en la elaboración del mensaje de la campaña. Los discursos estarán a cargo de él o ella, y es probable que el candidato conozca los puntos de conversación para abordar cualquier pregunta que pueda surgir en eventos sin guión. El consultor puede llevar a cabo el rodamiento, los vendajes e incluso los atuendos, que puede evaluar cómo cada pequeña cosa afectará la percepción de un candidato ante el ojo público.

Una de las mayores críticas dirigidas a la consultoría política es que cada vez más consultores se ven a sí mismos como celebridades personales y, a menudo, anteponen las necesidades de sus clientes a sus propias necesidades. Esto se ha vuelto especialmente cierto a medida que las redes de noticias de 24 horas han crecido y se encuentran necesitando expertos políticos. Un consultor político es la opción obvia para desempeñar el papel de comentarista, por lo que muchos consultores terminan con trabajos comentando sobre política, lo que muchos acusan impide su capacidad para servir a sus candidatos por completo. Esto también se puede ver en la proliferación de ofertas de libros para consultores políticos, donde los secretos de los candidatos pueden revelarse para ayudar a impulsar las ventas de libros.

Otra crítica importante es que los consultores políticos tienen un interés personal en cierto tipo de política partidista, donde prosperan. Esto los alienta a impulsar campañas que se ejecuten en un estilo negativo, con algunas agendas establecidas. La gente argumenta que la dinámica desalienta la participación pública, y los críticos etiquetan el sistema como uno de políticos internos que dictan la política para todo un partido.