Las personas participan en talleres cuando desean mejorar ciertas habilidades o adquirir conocimientos al discutir temas y participar en actividades con otras personas que tienen aspiraciones similares. En las escuelas, los talleres son una herramienta de aprendizaje común. Por ejemplo, en talleres de escritura, los estudiantes comparten y critican su trabajo para que puedan mejorar como escritores, lectores y editores. En un taller de gestión, como otro ejemplo, los participantes podrían reunirse en grupos y hacer una lluvia de ideas para nuevas ideas sobre cómo liderar de manera efectiva y participar en actividades que les permitan experimentar de primera mano diferentes prácticas de gestión. Algunas de las actividades de taller más comunes son las discusiones entre los participantes, actividades que alientan a las personas a trabajar juntas y concursos o juegos que pueden ser emocionantes para los participantes, pero también permiten a los facilitadores evaluar las actuaciones de los participantes.
Los gerentes de una organización pueden asistir a talleres de gestión o liderazgo. Algunas de las actividades de taller más comunes en este contexto son las discusiones grupales en las que los participantes hablan sobre lo que hace un buen líder. Cuando es efectiva, esta actividad puede dar a las personas nuevas ideas sobre cómo ver el éxito del liderazgo. También podría darles una idea de sus propias nociones preconcebidas. Al mismo tiempo, este tipo de actividad actúa como un rompehielos que hace que las personas se sientan más cómodas hablando en voz alta.
También es común que las actividades del taller incluyan presentaciones. Sin embargo, a diferencia de las aulas convencionales, no es un facilitador o instructor el que hace presentaciones. En cambio, cada participante o equipo de participantes podría presentar un tema en particular. Esta es una excelente manera de agregar variedad a un taller. Este tipo de actividades de taller también ayudan a las personas a aprender a trabajar juntas, especialmente cuando se ven obligadas a trabajar con personas a las que nunca antes habían conocido y con las que podrían no tener mucho en común.
En muchos casos, los talleres son exitosos solo si todos los participantes se sienten lo suficientemente cómodos como para expresar sus ideas y participar en actividades y discusiones. Por esta razón, es común que los facilitadores hagan que los participantes realicen ejercicios de confianza. Estas son actividades de taller en las que las personas aprenden a confiar en sus compañeros de equipo. Los facilitadores también pueden hacer que los participantes compartan historias o hechos inesperados sobre sí mismos para ayudar a las personas a superar sus prejuicios.
Algunas actividades del taller pueden pertenecer específicamente a un campo o industria. Las personas que participan en talleres de autoayuda, por ejemplo, pueden turnarse para compartir experiencias que han tenido mejorando sus propias vidas. En un taller de pintura, por otro lado, un período de tiempo durante cada sesión podría dedicarse a aprender una nueva técnica. En los talleres de actuación, los participantes podrían verse obligados a representar escenas durante cada reunión.