La región del pie conocida como el arco posterior incluye el área en la parte inferior del pie que se extiende desde el vértice del arco hasta el talón. En esta parte del pie está contenido el tarso, una colección de huesos pequeños e irregulares que unen el talón y el tobillo a la parte anterior del pie. Varios músculos, tendones y su fascia circundante contribuyen al arco posterior y mantienen su forma. El arco es importante por su papel en la transferencia de peso hacia la parte delantera del pie cuando el pie golpea el suelo.
Realmente compuesto por dos arcos longitudinales, los arcos anteroposterior medial y lateral, el arco del pie va de adelante hacia atrás. Su porción anterior consiste en los cinco huesos metatarsianos, uno que conduce a cada dedo del pie en la mitad delantera del pie. Los metatarsianos primero a tercero, los alineados con los dos dedos grandes y segundos, forman el arco anterior medial, mientras que los metatarsianos cuarto y quinto, los alineados con los dos dedos más pequeños, componen el arco anterior lateral.
Los metatarsianos se encuentran con los huesos del tarso en el punto más alto de estos arcos, que es donde comienza el arco posterior. El tarso consiste en el calcáneo, astrágalo, navicular, cuboide y tres huesos cuneiformes, con el calcáneo también conocido como hueso del talón y el astrágalo situado en la parte superior del hueso del talón debajo del tobillo. Al vincular el talón con la parte media del pie se encuentran los cinco huesos restantes: el navicular en el lado medial o del dedo gordo del pie, el cuboide en el lado lateral o del dedo meñique del pie, y los huesos cuboides del primero al tercero en el medial lado frente al navicular. En el arco posterior medial se incluyen el astrágalo, el calcáneo, el navicular y tres huesos cuneiformes, mientras que en el arco posterior lateral se encuentra la porción externa del calcáneo y el cuboides.
Corriendo a través del arco posterior debajo y entre estos huesos hay múltiples tejidos blandos que prestan soporte y elasticidad al arco. Entre los más importantes se encuentran el ligamento calcaneonavicular plantar, la aponeurosis plantar y el tendón de los músculos tibiales posteriores. El ligamento calcaneonavicular plantar es una banda gruesa de tejido fibroso que cruza el arco posterior y une la parte frontal del hueso calcáneo con el navicular. También se conoce como el ligamento de resorte por la elasticidad que presta al arco.
De manera similar, la aponeurosis plantar o la fascia plantar es un tejido blando del arco posterior que cruza desde el hueso del talón hasta los metatarsianos y ayuda a sostener el arco, así como a transferir fuerzas hacia la bola del pie. La fascitis plantar es una afección común y bien conocida en la que este tejido se inflama dolorosamente. El arco posterior también está sostenido y estabilizado por las ramas del tendón del tibial posterior, un músculo profundo de la pantorrilla. Este tendón se divide en múltiples segmentos en el retropié que se adhieren al calcáneo, navicular, cuboide y los tres cuneiformes en el arco posterior, así como los tres metatarsianos medios en el arco anterior.