El enfisema y el asma son dos enfermedades respiratorias que comparten algunos síntomas similares. Aunque a veces se confunden, estas enfermedades afectan diferentes partes del sistema respiratorio y generalmente tienen un pronóstico distinto. El asma, aunque a menudo es una afección grave, suele ser mucho más tratable que el enfisema.
Una de las principales diferencias entre enfisema y asma es la ubicación de la infección. El asma infecta las vías respiratorias y, por lo general, provoca un bloqueo reversible que limita la ingesta de oxígeno y restringe el flujo de las vías respiratorias. El enfisema ataca el tejido pulmonar y provoca una degradación progresiva con el tiempo. Es posible tener ambas condiciones simultáneamente, ya que son enfermedades separadas. Si el sistema respiratorio está en malas condiciones debido al tabaquismo u otros factores, se puede desarrollar cualquiera de las dos condiciones.
El enfisema y el asma tienden a afectar a diferentes grupos de personas. El asma a menudo se diagnostica en la infancia, como resultado de factores ambientales, alergias, exposición al humo de segunda mano y una variedad de otros problemas. El enfisema ocurre casi exclusivamente en adultos, generalmente comienza a aparecer después de que la función pulmonar alcanza su punto máximo alrededor de los 30 años. El asma puede desarrollarse en adultos, particularmente aquellos que fuman o están muy expuestos a la contaminación. El enfisema casi nunca aparece en niños o adultos jóvenes.
Las opciones de tratamiento para el asma y el enfisema tienen diferentes tasas de éxito. Ambas afecciones se tratan con frecuencia con un medicamento que abre las vías respiratorias llamado broncodilatador. Este medicamento generalmente se toma en forma aireada a través de un inhalador, para acelerar su avance hacia los pulmones. En ocasiones, los esteroides también se usan en inhaladores para ayudar a reducir la inflamación pulmonar. El asma generalmente se maneja con inhaladores y evitando irritantes para el sistema respiratorio; muchos niños con asma experimentan una disminución o una disipación total de la afección a medida que envejecen y los pulmones crecen hasta su capacidad máxima.
Una gran parte del tratamiento de ambas enfermedades implica evitar factores que provocan ataques o síntomas. El ejercicio extenuante, las temperaturas extremas, la exposición a alergias y el tabaquismo son todos muy desaconsejados para los pacientes con cualquiera de las dos afecciones. Fumar se considera especialmente peligroso; muchos adultos que desarrollan cualquiera de las dos condiciones tienen un largo historial de tabaquismo. Las personas con enfisema y asma también pueden ser sensibles al humo de segunda mano, por lo que evitar todas las fuentes de inhalación de humo en el hogar y en público puede ser esencial para una buena salud.
La verdadera diferencia entre enfisema y asma radica en el pronóstico. El asma causa una inflamación que casi siempre es reversible con tratamiento; en general, la afección no empeorará significativamente con el tiempo. El enfisema destruye irreparablemente el tejido pulmonar y los sacos de aire vitales; aunque la enfermedad se puede ralentizar, no se puede detener.