¿Cuál es la conexión entre la atención y la conciencia?

La conexión entre la atención y la conciencia es íntima. Aunque estos términos psicológicos a veces se usan como sinónimos en el habla y la escritura informales, son muy distintos. La conciencia es, simplemente, el estado de estar consciente. La atención, por otro lado, requiere que la capacidad de procesamiento del cerebro se dirija conscientemente hacia el filtrado o la separación de la información entrante que compite.

En su forma más básica, fisiológicamente hablando, la conciencia es el estado de estar despierto o no inconsciente. La conciencia también se diferencia de la subconsciencia en que la persona que se encuentra en un estado de conciencia puede acceder directamente e informar sobre sus experiencias mentales. Para un ser humano que funciona, la conciencia es un estado natural normal y, por lo general, no se requiere ningún esfuerzo para lograrlo.

La atención se puede ilustrar mejor con el clásico «fenómeno de los cócteles», que demuestra cómo una persona, en una sala llena de gente hablando, puede concentrarse en una sola conversación. Se requiere tanto conciencia como esfuerzo para lograr la atención. En otras palabras, uno puede estar completamente consciente pero sin prestar atención, pero no puede estar prestando atención sin estar consciente.

La psicología cognitiva es una rama de la psicología que estudia los procesos mentales superiores, como la atención, la conciencia, el razonamiento, el lenguaje y la memoria. Es dentro de esta disciplina donde se puede encontrar más fácilmente una discusión sobre la conexión entre la atención y la conciencia. En términos de atención, los psicólogos cognitivos buscan definir cuándo comienza y termina el proceso de filtrado y cuándo se activa la atención selectiva. La conciencia sostenida puede considerarse sin esfuerzo e interminable siempre que la persona esté bien despierta, pero la atención sostenida y vigilante durante más de 20 minutos es muy difícil de mantener. Los psicólogos cognitivos ponen límites a la conciencia, enfatizando que la conciencia puede restringirse a niveles específicos de procesamiento.

Existe un considerable debate académico sobre la conexión teórica entre la atención y la conciencia, y muchas teorías se oponen claramente. Por ejemplo, aunque muchos estudiosos están de acuerdo en que la atención y la conciencia son distintas, algunos argumentan que sin atención, la percepción consciente es imposible. Otros argumentan que la atención es posible sin conciencia y dicen que los datos experimentales respaldan sus afirmaciones.

Hasta cierto punto, las teorías dispares, por interesantes y valiosas que sean, son argumentos sobre semántica. Desde un punto de vista práctico o lego, la conexión entre la atención y la conciencia es como la diferencia entre la luz difusa y la luz enfocada. Una persona puede encender conscientemente una linterna para ver qué hay en un lugar oscuro, luego enfocar el haz de luz para observar más de cerca algo que ha llamado su atención.