Varios factores apuntan a una conexión entre las hormonas y la depresión. El vínculo más convincente proviene del hecho de que el riesgo de depresión es mayor durante los momentos de desequilibrio hormonal, especialmente para las mujeres. Los expertos aún tienen que determinar la relación exacta entre las hormonas y la depresión, pero los estudios han demostrado que las hormonas desempeñan un papel en la depresión y los síntomas relacionados.
Aunque se sospecha que varias hormonas están relacionadas con la depresión, dos de las más comunes son el estrógeno y la progesterona. Ambos ocurren naturalmente en el cuerpo femenino y las deficiencias parecen causar depresión o síntomas depresivos. Las mujeres presentan depresión con más frecuencia después del parto y durante la menstruación, la premenopausia y la menopausia, todos los cuales son momentos en los que el cuerpo está experimentando un desequilibrio hormonal extremo. Se desconoce la correlación específica de causa y efecto entre las hormonas y la depresión, pero las estadísticas han demostrado que la depresión ocurre con más frecuencia cuando las hormonas están desequilibradas.
Aproximadamente el 80 por ciento de las nuevas madres experimentan algún nivel de depresión después de dar a luz. La llamada «depresión posparto», una forma común y menor de depresión, se ha relacionado durante mucho tiempo con las condiciones hormonales fluctuantes que ocurren después de que una mujer tiene un hijo. En la mayoría de los casos, las hormonas vuelven a la normalidad en unas pocas semanas y los síntomas depresivos desaparecen por sí solos. Se estima que el 15 por ciento de las mujeres padece una afección mucho más grave conocida como depresión posparto. Esto también está relacionado con el desequilibrio hormonal, pero es probable que otros factores contribuyan a esta depresión mayor y se requiere tratamiento.
La depresión también ocurre con más frecuencia en mujeres que están pasando por la menopausia, y alrededor del 10 por ciento padece depresión mayor. Los niveles de estrógeno comienzan a disminuir durante la menopausia y se cree que esta deficiencia conduce a la depresión. Las mujeres que reciben terapia hormonal durante la menopausia han demostrado tener menos probabilidades de sufrir depresión. Se desconoce el vínculo directo entre las hormonas y la depresión durante la menopausia, pero los niveles hormonales normales parecen desalentar el desarrollo de la depresión.
Las hormonas y la depresión también están conectadas por la tiroides. La tiroides regula la producción de hormonas en hombres y mujeres, y se cree que algunos casos de depresión están asociados con un mal funcionamiento de la tiroides. La depresión y una afección tiroidea tienen síntomas similares, y la terapia hormonal podría regular la función tiroidea y los comportamientos depresivos asociados.
Los análisis de sangre pueden revelar un desequilibrio hormonal en pacientes que sufren de depresión. Cuando ocurren anomalías hormonales junto con la depresión, los médicos pueden agregar hormonas a los programas de tratamiento tradicionales. Las investigaciones han demostrado que los problemas con las hormonas y la depresión se pueden corregir combinando la terapia hormonal con antidepresivos y terapia conductual o de conversación. Las hormonas se han utilizado solas para tratar la depresión con cierto éxito. Al igual que con cualquier condición médica, se aconseja una opinión profesional antes de que una persona se someta a cualquier procedimiento o tratamiento.