La sangre oxigenada es transportada a los órganos y tejidos del cuerpo por la hemoglobina de los glóbulos rojos. Los niveles de saturación de oxígeno se refieren a la cantidad o porcentaje de glóbulos rojos que están llenos de oxígeno. La saturación de oxígeno también puede denominarse nivel de oxígeno en sangre.
Los niveles normales de saturación de oxígeno varían ligeramente según la edad y la actividad. Un nivel de oxígeno en sangre de menos del 90 por ciento se considera anormal. Los órganos del cuerpo necesitan un suministro continuo de oxígeno para funcionar correctamente. Si los niveles de oxígeno en sangre en el cuerpo bajan demasiado, pueden desarrollarse varios problemas.
Cuando los niveles de oxígeno son demasiado bajos, la afección se conoce como hipoxemia. Pueden ocurrir varios síntomas dependiendo de qué tan baja sea la saturación de oxígeno. Los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, fatiga, dolor de cabeza y confusión. Debido a que se debe suministrar oxígeno al corazón y al cerebro constantemente, puede ocurrir la muerte si los niveles de oxígeno en la sangre bajan demasiado.
Los niveles de saturación de oxígeno se pueden medir como parte de un examen físico o si un paciente muestra signos de problemas respiratorios. Hay dos formas principales de hacer esto, incluida la extracción de sangre de una arteria, que se denomina prueba de gasometría arterial, y la obtención de una lectura con un oxímetro de pulso. Una prueba de gasometría arterial se considera más precisa, sin embargo, es invasiva.
Para medir la saturación de oxígeno con un oxímetro, se coloca una sonda en el dedo de la mano, del pie o en el lóbulo de la oreja de una persona y la máquina del oxímetro de pulso muestra una lectura. Una lectura puede verse afectada por el movimiento de una persona, el esmalte de uñas y los dedos fríos. Un oxímetro de pulso es una forma rápida de determinar los niveles de saturación de oxígeno.
Varias condiciones pueden causar un nivel bajo de saturación de oxígeno en la sangre. Es posible que las personas que tienen problemas respiratorios, como asma o neumonía, no puedan llevar suficiente oxígeno a sus pulmones. Esto hace que bajen los niveles de oxígeno en la sangre. Otras afecciones que pueden afectar la respiración incluyen una sobredosis de drogas, lesiones en la cabeza y afecciones cardíacas, como un ataque cardíaco.
Si la saturación de oxígeno es demasiado baja, se necesitará tratamiento. El tratamiento principal para la baja saturación de oxígeno es la oxigenoterapia. El oxígeno se puede administrar a través de una mascarilla o puntas nasales. La cantidad de oxígeno administrada dependerá de qué tan baja sea la saturación de oxígeno en la sangre. Algunas personas tienen niveles de saturación de oxígeno crónicamente bajos y es posible que necesiten oxígeno de forma permanente. Se encuentran disponibles varios tipos de dispositivos de oxígeno para el hogar.