La clamidia es un tipo común de enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Muchas personas que contraen la bacteria no experimentan ningún síntoma físico durante varias semanas después de infectarse. Cuando aparecen los síntomas, van desde un dolor leve hasta una secreción inusual de los órganos reproductores. Los efectos a largo plazo de la clamidia pueden incluir inflamación severa del sistema reproductivo, entre otros. La clamidia se puede prevenir absteniéndose de tener relaciones sexuales o usando un condón. Cuando la afección se detecta temprano, se puede tratar eficazmente con antibióticos para prevenir cualquier problema de salud permanente.
Los efectos más comunes de la clamidia son ardor al orinar y dolor abdominal crónico. Una persona también puede experimentar una secreción de color blanco lechoso o amarillo del pene o la vagina. Las mujeres pueden notar manchas irregulares entre períodos y dolor durante las relaciones sexuales. Los testículos de un hombre pueden sentirse sensibles al tacto e hincharse levemente. Es importante darse cuenta de que estos síntomas no están presentes en todas las personas con clamidia; la mayoría de las personas permanecen asintomáticas durante semanas o incluso meses después de haber sido infectadas con la ETS.
Si la clamidia pasa desapercibida y no se trata, la infección puede diseminarse por todo el sistema reproductivo. Los efectos potenciales de la clamidia en los hombres incluyen dolor e inflamación testicular crónicos, una condición conocida como epididimitis. La glándula prostática también puede infectarse, provocando dolor lumbar, escalofríos y fiebre. La descarga puede volverse más espesa y presentar un olor fuerte.
Las mujeres generalmente enfrentan una gama más amplia de efectos de la clamidia que los hombres. En sus últimas etapas, la infección puede llegar al cuello uterino y las trompas de Falopio, donde puede causar irritación, dolor y cicatrices en los tejidos. La enfermedad inflamatoria pélvica (EPI) es una complicación poco común pero potencialmente mortal en la que todo el sistema reproductivo se inflama gravemente. La EPI puede causar cicatrices irreversibles y daños en los órganos que pueden provocar infertilidad y dolor crónico.
Los efectos de la clamidia pueden extenderse al feto si una mujer embarazada es portadora de la bacteria. La EIP y otras complicaciones pueden provocar un embarazo ectópico, en el que un óvulo fertilizado no puede bajar por una trompa de Falopio inflamada hasta el útero. A medida que el embrión comienza a crecer y desarrollarse, la madre puede sufrir un dolor debilitante y sangrado. En casi todos los casos, el embrión debe extraerse quirúrgicamente para evitar la muerte de la madre.
El tratamiento médico es necesario para detener la propagación de la bacteria y prevenir los efectos duraderos de la clamidia. Los especialistas pueden verificar la presencia de bacterias tomando una muestra de mucosa del pene o del cuello uterino con un algodón. Después de hacer un diagnóstico, un médico le recetará una serie de antibióticos orales. La medicación generalmente erradica la clamidia y alivia completamente los síntomas en una o dos semanas. Dado que la afección a menudo es asintomática, los médicos generalmente recomiendan que las personas sexualmente activas usen anticonceptivos y se sometan a exámenes de detección de enfermedades con regularidad para evitar complicaciones.