El choque espinal es la reacción del cuerpo a algún tipo de trauma o lesión en la médula espinal. Este proceso comienza a los pocos minutos de la lesión, pero puede tardar varias horas en presentar un escenario completo. Por lo general, se producirá una disminución en el movimiento y la sensación por debajo del nivel de la lesión.
Debido a la lesión, comienza a producirse hinchazón. Esto provoca una reducción del flujo sanguíneo que conduce a una disminución del flujo de oxígeno al área. Los vasos sanguíneos también pueden romperse si la lesión es lo suficientemente grave, lo que puede causar un sangrado abundante en el área. El cuerpo demuestra una capacidad disminuida para regularse a sí mismo, por lo tanto, la actividad eléctrica en la zona disminuye provocando los cambios en el movimiento y la sensación.
El choque espinal también puede impedir la porción intacta de la médula espinal. La inflamación general interrumpe la capacidad de otras secciones de la médula espinal para comunicarse con el cerebro. Dependiendo de la gravedad de la lesión, puede producirse pérdida de sensibilidad, reflejos y una parálisis total de las extremidades por debajo del área dañada. También pueden verse afectadas otras funciones corporales, como el control de la vejiga.
El choque espinal puede durar desde varios días hasta varias semanas, según la gravedad de la lesión y la conveniencia del tratamiento. Los síntomas pueden empeorar progresivamente si no se tratan. La mejor posibilidad de recuperación viene con el tratamiento dentro de las ocho horas posteriores a la lesión. El manejo estándar de la inflamación o hinchazón consiste en administrar esteroides. Los esteroides pueden reducir el daño adicional que puede causar la muerte de los nervios al controlar la hinchazón que corta el suministro de sangre y oxígeno al área. Sin embargo, a pesar del tratamiento, puede producirse una discapacidad residual o de larga duración.
Para diagnosticar correctamente el choque espinal, se toman radiografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas para evaluar la extensión del daño. Si se sospecha una lesión en la columna, la inmovilización inmediata seguida de estas pruebas puede disminuir los riesgos de daño duradero. Las lesiones vertebrales inestables suelen requerir una intervención quirúrgica para recuperar la estabilidad y evitar más lesiones.
El tejido nervioso que se comprime debido a la hinchazón tiene una alta probabilidad de que vuelva a funcionar por completo si se diagnostica y trata adecuadamente. Si el nervio se secciona o se corta, el daño del nervio será permanente. Cualquier disfunción que continúe después de seis meses tiene una mayor incidencia de volverse permanente.
La recuperación completa del choque espinal generalmente emplea el uso de fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, ya que tanto las habilidades motoras gruesas como las finas pueden necesitar algunos ajustes. La terapia se utiliza para estirar y fortalecer los músculos, y para proporcionar al paciente dispositivos de asistencia como ayudas para caminar o aparatos ortopédicos para mejorar la movilidad general. También se emplean estrategias para controlar la disreflexia o los cambios en los reflejos normales y el dolor neurogénico o nervioso que a menudo se asocia con el choque espinal para recuperar la función normal lo más rápido posible.