¿Qué es el linfoma de células B?

El linfoma de células B es un tipo de cáncer que se origina en los glóbulos blancos y el tejido linfático. Hay muchos tipos diferentes de trastornos, clasificados según los tipos de células que afectan y las formas en que se propagan. La mayoría de los linfomas de células B tienen el potencial de diseminarse rápidamente al corazón, los pulmones y otros sistemas de órganos vitales, por lo que el diagnóstico y el tratamiento tempranos son esenciales. Los tratamientos intensivos de quimioterapia y radiación pueden maximizar las posibilidades de remisión y supervivencia.

Las células B son tipos especializados de nuevos glóbulos blancos que producen los anticuerpos necesarios para combatir enfermedades e infecciones. Son producidos por la médula ósea y secretados al sistema linfático, donde maduran y circulan por el torrente sanguíneo. El linfoma de células B ocurre cuando las células comienzan a crecer y reproducirse de manera anormal en algún momento de su desarrollo. No se conocen bien las causas exactas del linfoma, pero existen vínculos claros entre el cáncer y las mutaciones genéticas, los trastornos autoinmunitarios y los trastornos del tejido conectivo. Además, los factores ambientales como la exposición a pesticidas, químicos industriales y radiación hospitalaria aumentan la probabilidad de desarrollar linfoma de células B.

Dado que la mayoría de los tipos de linfoma de células B se desarrollan muy rápidamente, los síntomas tienden a aparecer en unas pocas semanas o meses. En muchos casos, el primer signo es la hinchazón de uno o más ganglios linfáticos del cuello, la ingle o las axilas. Una persona también puede tener calambres estomacales, fatiga y síntomas similares a los de la gripe como fiebre, sudores nocturnos y dolor en las articulaciones. Los linfomas que afectan los pulmones o el corazón pueden provocar dificultades respiratorias y dolores intensos en el pecho. Es importante programar una cita con un médico tan pronto como surjan los síntomas para recibir un diagnóstico preciso.

Los análisis de sangre son la herramienta más valiosa para diagnosticar el linfoma de células B. Un patólogo examina una muestra de sangre para contar los glóbulos blancos, evaluar el funcionamiento de los riñones y el hígado y detectar otros signos de deficiencias del sistema inmunológico. Las radiografías y la tomografía computarizada se utilizan para evaluar tumores en los ganglios linfáticos y buscar la presencia de cáncer en otras partes del cuerpo. Además, se puede tomar una muestra de tejido de un ganglio linfático inflamado para realizar más pruebas de laboratorio.

Después de confirmar el linfoma de células B e identificar el tipo en particular, se pueden tomar decisiones sobre el tratamiento. La cirugía rara vez es una opción, ya que el cáncer se propaga con tanta rapidez y tiende a reaparecer incluso si se extirpa un ganglio linfático. La mayoría de los pacientes deben someterse a quimioterapia, radioterapia o ambos durante varios meses para retrasar la propagación del cáncer y destruir los tumores existentes. Durante el tratamiento se administran medicamentos para combatir los síntomas y aumentar el recuento de anticuerpos. El pronóstico de cada paciente es diferente, pero hasta el 30 por ciento de las personas con linfoma de células B se curan con un tratamiento temprano y agresivo.