¿Cuáles son los usos médicos del alcohol etílico?

El alcohol etílico, también conocido comúnmente como etanol, es un líquido incoloro que tiene muchos usos. Además de ser el tipo de alcohol más común que se encuentra en las bebidas alcohólicas y ciertas drogas recreativas, a menudo se usa en medicina como antídoto para combatir los efectos de otros tipos de drogas o alcohol. Dado que se considera una sustancia química volátil, solo debe usarse con la supervisión de un profesional médico.

La fermentación del azúcar en etanol es una de las primeras reacciones orgánicas conocidas utilizadas por el hombre. Los primeros usos médicos de este alcohol fueron principalmente para aliviar el dolor en forma de licores. Esto fue antes del uso de la anestesia, y estos métodos fueron efectivos debido a los efectos intoxicantes y, a veces, adormecedores del alcohol en el cuerpo. Este uso es bien conocido y, a menudo, evoca imágenes de guerra con médicos que dan a los pacientes un trago de whisky antes de realizar una cirugía o extirpar miembros heridos en la batalla.

Los médicos también solían recetar alcohol etílico como una forma de antidepresivo, debido a sus efectos en el cerebro. Aunque el alcohol produce un «subidón» temporal en los seres humanos, comúnmente conocido como «estar borracho», los sentimientos de euforia no duran y no son útiles para tratar la depresión. Los profesionales médicos modernos ahora comprenden que el alcohol consumido en un esfuerzo por adormecer los sentimientos incómodos eventualmente conduce a una dependencia y adicción. De hecho, es un depresor en lugar de lo contrario, y puede provocar pensamientos y sentimientos depresivos con un uso prolongado.

En tiempos más modernos, el alcohol etílico se puede utilizar por sus propiedades antisépticas y, a menudo, se encuentra en toallitas antibacterianas y desinfectantes para manos. Es eficaz para matar la mayoría de las bacterias, hongos y muchos virus en las manos y la piel, y es una alternativa útil a los jabones de manos. Los profesionales médicos a menudo usan desinfectantes en gel antes de tratar a los pacientes para prevenir la propagación de bacterias dañinas.

El alcohol etílico también se puede usar como antídoto para ayudar a revertir o disminuir los efectos de ciertos químicos, principalmente otros alcoholes como el metanol. Una vez que se agrega etanol al sistema, compite con los otros alcoholes para ser degradados por el cuerpo y ralentiza el metabolismo de otras sustancias químicas en el torrente sanguíneo, donde generalmente se vuelven tóxicas.

Los efectos secundarios del etanol incluyen irritación de los ojos y la piel. Cuando se ingiere, puede causar irritación del estómago y provocar náuseas y vómitos. Dado que es un agente intoxicante, quienes consumen alcohol pueden experimentar mareos, sentimientos de euforia o un “subidón” inducido por el alcohol y pérdida del conocimiento si lo ingieren en cantidades suficientemente grandes. El consumo a largo plazo puede causar daño hepático grave y depresión, además de provocar dependencia del alcohol.