Los inhibidores de prostaglandinas son fármacos que actúan sobre compuestos lipídicos conocidos como prostaglandinas, que se encuentran en todo el cuerpo para regular las contracciones musculares y actividades relacionadas. El cuerpo los produce localmente y, aunque son mensajeros químicos, no se clasifican como hormonas. Las personas pueden tomar estos inhibidores para tratar problemas como el dolor muscular, el parto prematuro y el dolor muscular. Un ejemplo común de inhibidor de prostaglandinas es la aspirina.
Estos medicamentos pueden actuar de varias formas diferentes. Algunas desactivan las prostaglandinas, lo que obliga al cuerpo a producir más. Las personas pueden seguir tomando el medicamento o tomar un medicamento de liberación prolongada para la inhibición a largo plazo, si es necesario. Otros medicamentos pueden estimular al cuerpo a producir moléculas para bloquear la acción de las prostaglandinas, aumentando la capacidad del cuerpo para inhibir los compuestos. Estos medicamentos están asociados con náuseas, vómitos y problemas gastrointestinales en algunos pacientes.
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) también inhiben las prostaglandinas, al igual que los corticosteroides utilizados para tratar la inflamación. La aspirina y el ibuprofeno también pertenecen a esta clase, al igual que los inhibidores selectivos de la cox-2, que se dirigen a compuestos específicos con el objetivo de reducir los efectos secundarios. Muchos de estos medicamentos están disponibles sin receta, especialmente en formas leves, lo que permite a las personas tratarse a sí mismas para los dolores musculares menores.
Estos medicamentos están disponibles para tratar una variedad de problemas. Los calambres uterinos se tratan comúnmente con inhibidores de prostaglandinas en personas con calambres menstruales severos y mujeres que van a tener un trabajo de parto prematuro. A veces, los medicamentos pueden detener o retrasar el trabajo de parto, lo que le da al bebé más tiempo para desarrollarse. Los medicamentos también pueden ser útiles para pacientes después de abortos espontáneos y terapéuticos, ya que pueden experimentar calambres y sangrado uterinos severos. La distensión muscular, la inflamación y la tensión se pueden tratar con inhibidores de prostaglandinas para relajar el músculo y hacer que el paciente se sienta más cómodo.
Existen algunos riesgos asociados con los inhibidores de prostaglandinas. Tomarlos a largo plazo puede tener un efecto adverso sobre la función cardíaca y puede causar problemas como úlceras de estómago. También pueden provocar daño hepático, ya que el hígado puede tener problemas para metabolizar el medicamento, especialmente si se toman en dosis altas durante un tiempo prolongado. Los pacientes que experimentan una mala reacción a un medicamento pueden querer discutir las alternativas con un médico para ver si hay otras opciones disponibles. El médico también puede hablar con el paciente sobre el uso seguro a largo plazo de medicamentos como la aspirina, para reducir los riesgos de complicaciones y asegurarse de que el paciente esté al tanto de los primeros signos de advertencia de reacciones adversas.