Un reloj de agua es un dispositivo de cronometraje que utiliza un flujo de agua para medir el tiempo. No es tan preciso como la mayoría de los dispositivos modernos de cronometraje, pero cuando estos relojes se desarrollaron por primera vez, eran bastante adecuados para la época. Se cree que pueden estar entre los dispositivos más antiguos utilizados para medir el tiempo, ya que los relatos escritos sobre ellos datan de alrededor del 4000 a. C., con ejemplos físicos de Egipto que datan del 1500 a. C.
Hay varias formas en las que un reloj de agua puede funcionar, pero en general, estos relojes se clasifican como de entrada o de salida. Un reloj de salida mantiene el tiempo permitiendo que el agua se drene lentamente; un ejemplo de la antigüedad fue un cuenco marcado con líneas que tenía un pequeño agujero en el fondo. El recipiente se llenó y se dejó escurrir lentamente, y las líneas se utilizaron para llevar un registro del tiempo. En el caso de un reloj de entrada, el flujo de agua a un recipiente, como un cilindro, se utiliza para medir el paso del tiempo.
Los relojes de agua pueden haber sido desarrollados originalmente con el propósito de realizar observaciones astrológicas, cuando el paso del tiempo puede convertirse en un factor importante. Al parecer, también se utilizaron para medir el paso del tiempo durante discursos y otros eventos. Se desconocen los orígenes de esta tecnología, aunque Egipto parece tener algunos de los ejemplos más antiguos; También se utilizaron en Asia, Oriente Medio y Grecia, donde el reloj se conocía como clepsidra o «ladrón de agua».
La precisión de un reloj se puede ajustar presurizando el agua o usando varias herramientas para alterar la tasa de flujo. Algunos se volvieron bastante sofisticados, convirtiéndose en elaboradas torres de reloj. A medida que surgieron otros dispositivos de cronometraje, la tecnología comenzó a desplazarse, y los relojes de agua de hoy son en gran medida una curiosidad, más que una pieza de tiempo utilizable, gracias al hecho de que se han desarrollado métodos más precisos para medir el tiempo.
La necesidad de piezas de tiempo más precisas comenzó a surgir durante la era de la exploración, cuando los marineros necesitaban con urgencia relojes precisos para poder medir la longitud. Durante esta era, comenzaron a desarrollarse relojes más precisos y confiables, y con el auge de la Revolución Industrial, cuando la necesidad de mantener la hora exacta se volvió aún más importante, se desarrollaron relojes aún mejores. Para el siglo XIX, el reloj de agua se había eliminado en gran medida, aunque seguía utilizándose en algunas áreas remotas donde los ritmos de los días de las personas no necesitaban ser regulados con tanta precisión.