En términos generales, la palabra «elocución» se refiere a la manera en que uno habla o pronuncia oralmente. La elocución se usa particularmente en referencia a la forma de hablar de un orador cuando habla o lee en voz alta en público. La elocución también puede referirse al estudio de hablar en público correctamente, con especial atención a la pronunciación, la gramática, el estilo y el tono.
Sin embargo, hay más en la elocución que una definición ordenada. Durante la década de 1700, la elocución se consideraba una forma de arte y una disciplina formal. En esta capacidad, la elocución tiene vínculos comunes con la pronuntiatio, el arte de hablar en público, que fue una de las cinco disciplinas integrales de la retórica clásica occidental. Al seguir el plan de estudios de esta forma de arte, los oradores académicos habrían estudiado la dicción, la vestimenta, la postura y el uso apropiado de los gestos. Parece que en el estudio de la expresión oral, las comunicaciones de la palabra no hablada fueron igualmente importantes que las de la palabra hablada.
Como cualquier tema de buena fe del material del curso, la elocución abarca una serie de principios importantes. Estos se consideran comúnmente articulación, inflexión, acento, voz y gesto. La articulación se refiere a los sonidos del habla y su pronunciación adecuada. La inflexión se refiere al tono o tono de la voz del orador y la modulación de estos. El acento se refiere al énfasis puesto en una sílaba, palabra o frase en particular, en comparación con la falta de énfasis en otras sílabas o partes de la oración que la rodean. En términos de elocución, el acento no indica ninguna marca escrita o pronunciación regional de un idioma en particular. La voz se refiere particularmente a la calidad, claridad y eficacia de lo que se está hablando o expresando. El gesto, por supuesto, se refiere a cualquier movimiento del cuerpo que acompaña a una palabra hablada, particularmente un movimiento diseñado para enfatizar o ayudar en la comunicación de la palabra hablada.
Se puede utilizar un ejemplo para aclarar las ideas de elocución y pronuntiatio tal como podrían haber sido estudiadas y entendidas durante el siglo XVI. Digamos que un orador se acerca a un podio con ropa raída, se queda encorvado y perfectamente quieto durante su discurso, pero pronuncia el discurso con la entonación y el volumen correctos, utilizando una redacción eficaz y un tono de voz rico. En crítica, podríamos decir que el orador había exhibido una elocución adecuada, ya que el sonido de su discurso era aceptable. Sin embargo, el orador no habría mostrado una pronuntiatio adecuada, ya que era visualmente aburrido y anodino.