La anatomía femenina es un término utilizado para referirse a las partes del cuerpo humano que pertenecen únicamente a las mujeres en lugar de a hombres y mujeres. Los órganos reproductores femeninos, por ejemplo, se consideran anatomía femenina, pero el corazón y los pulmones generalmente no. A veces, este término se usa eufemísticamente para referirse solo a partes del cuerpo relacionadas con la procreación y la atracción sexual, pero otras veces se usa de manera más amplia para hablar sobre los cuerpos de las mujeres en general, incluidos los aspectos que tienen los hombres. Como tal, el significado preciso de este término depende del contexto.
La mayoría de las veces, la anatomía femenina se refiere a aquellas partes del cuerpo humano que pertenecen a mujeres pero no a hombres. Incluso algunas características compartidas, como los hombros y las caderas, se consideran parte del cuerpo femenino cuando se habla de cómo esas características se relacionan específicamente con las mujeres. Si bien existen diferencias entre los sexos de otras especies, casi siempre se supone que la especie en cuestión es humana cuando se habla de la anatomía de las hembras, a menos que se especifique lo contrario.
Las características más comúnmente identificadas como parte de la anatomía femenina son los órganos reproductivos y la anatomía superficial. Los senos y todos los componentes de los genitales femeninos se identifican comúnmente como parte del cuerpo femenino. Los órganos reproductivos internos, como los ovarios y las glándulas mamarias desarrolladas, también se consideran parte de la anatomía de las mujeres.
Si bien las características sexuales son las más obvias, existen otras características de la anatomía que también pertenecen principalmente a las mujeres, aunque por lo general no son definitivas en términos de diferenciación entre hombres y mujeres. Las mujeres tienden a tener una constitución física diferente a la de los hombres, incluidas diferentes proporciones y medidas. Sin embargo, estas características anatómicas difieren mucho más entre individuos y no son universales. Por ejemplo, mientras que muchas mujeres exhiben hombros más delgados y muslos más anchos que los hombres, algunas mujeres tienen hombros anchos y muslos delgados.
Hay algunas preocupaciones de que las características utilizadas para diferenciar los cuerpos masculino y femenino son algo arbitrarias y contextuales. Por ejemplo, es posible que una mujer tenga genitales superficiales ambiguos, posiblemente incluso con la apariencia de un micropene, pero aún así esté perfectamente sana en un sentido médico. La idea de que existe una anatomía femenina ideal, particularmente con respecto a los órganos sexuales, a menudo conduce a confusión y mala toma de decisiones por parte de los padres, a veces incluso conduce a una cirugía injustificada en niños que están sanos pero por la apariencia de genitales anormales. Como tal, es muy importante pensar qué características realmente constituyen la anatomía femenina y cuáles son meramente construcciones sociales.