En las discusiones sobre anatomía, el cerebro y el sistema nervioso central (SNC) pueden denominarse entidades separadas. Sin embargo, el cerebro es un componente del sistema nervioso central, como lo es la médula espinal. Funciona como el centro de control del cuerpo, enviando y recibiendo información, lo que hace mediante señales eléctricas llamadas impulsos nerviosos. Estos impulsos nerviosos se envían a lo largo de la médula espinal y hacia los tejidos del cuerpo a través de los nervios que salen de la columna vertebral, enviando mensajes desde el cerebro, como órdenes a los músculos para que se contraigan. Por el contrario, el sistema nervioso periférico, que consiste en los nervios y las células nerviosas distribuidas por todo el cuerpo, envía información del cuerpo al cerebro para su interpretación.
Cuando el cerebro es el centro de información del sistema nervioso, el sistema nervioso central en su conjunto es responsable de la transmisión e interpretación de los mensajes enviados entre el cerebro y el cuerpo. Los impulsos nerviosos, que viajan hacia o desde el cerebro, deben canalizarse hacia arriba o hacia abajo de la médula espinal, la sección inferior del sistema nervioso central. Los enviados desde el cerebro hacia el cuerpo se denominan señales motoras, ya que generalmente le dicen a los músculos del cuerpo que se muevan en respuesta a un estímulo. Un ejemplo sería pasar del pavimento a la arena: las células llamadas receptores sensoriales le indican al cerebro que el suelo ya no es firme debajo de los pies, y el cerebro y el sistema nervioso central se coordinan y envían una señal motora a los músculos utilizados para caminar, de modo que para que puedan ajustarse a la superficie irregular.
El sistema nervioso central también recibe impulsos nerviosos del cuerpo conocidos como señales sensoriales. Las células receptoras sensoriales en la piel y en todo el cuerpo envían actualizaciones de estado al cerebro sobre todo, desde el dolor hasta la temperatura y la función de los órganos: así es como el cuerpo mantiene su estado estable de operación, conocido como homeostasis. Estas señales viajan por la médula espinal hasta la parte superior del SNC: el cerebro y el tronco encefálico. Allí pueden interpretarse y determinarse una respuesta corporal adecuada, como un aumento de la saliva en la boca antes de una comida, o salir rápidamente de la arena que está demasiado caliente para caminar. A través de esta coordinación de la entrada y respuesta sensorial por parte del sistema nervioso central y los nervios y receptores periféricos, el cuerpo puede adaptarse tanto a su entorno interno como externo.