La disfunción de integración sensorial (SID) es una condición que hace que el cerebro tenga problemas para procesar información sobre los sentidos. Las personas que sufren deficiencias en el procesamiento sensorial tienen dificultades para determinar cómo saben, se sienten, huelen, miran o suenan las cosas. Reaccionarán de forma exagerada o insuficiente a los estímulos de estos sentidos. Los problemas con el sistema vestibular también son bastante comunes entre los pacientes con disfunción de integración sensorial.
La disfunción de integración sensorial fue identificada por primera vez a principios de la década de 1960 por el Dr. A. Jean Ayres. Aunque este trastorno neurológico puede ser de un solo diagnóstico, también es una característica de muchas otras enfermedades. Las personas que sufren de disfunción de integración sensorial también pueden tener síndrome de Tourette, dislexia, autismo, parálisis cerebral, trastorno por déficit de atención, trastorno generalizado del desarrollo o retrasos en el habla. La disfunción de la integración sensorial también es una complicación común del nacimiento prematuro.
La disfunción de la integración sensorial puede causar problemas leves, moderados o graves con las actividades diarias. En algunos casos, es posible que la disfunción de integración sensorial no se note de inmediato. Sin embargo, a la mayoría de los pacientes se les diagnostica en los primeros años de la infancia después de que un padre o cuidador nota que las peculiaridades del comportamiento del niño están causando problemas de desarrollo.
Dado que la disfunción de la integración sensorial afecta a cada persona de manera diferente, a veces puede ser difícil obtener un diagnóstico adecuado. Algunas personas que sufren deficiencias en el procesamiento sensorial se quejarán de la sensación de la ropa en la piel y del sabor de ciertos alimentos, mientras que otras serán muy sensibles a los olores y sonidos inusuales de su entorno. La torpeza, la agresividad, los problemas de conducta, el bajo rendimiento académico y la falta de juego creativo también son bastante comunes entre las personas que padecen esta afección.
La disfunción de integración sensorial suele ser diagnosticada por un terapeuta ocupacional, aunque un médico de atención primaria puede hacer una derivación si sospecha del trastorno. Para diagnosticar la condición, el terapeuta ocupacional administrará pruebas conocidas como Perfil Sensorial de Winnie Dunn, Análisis del Inventario de Comportamiento Sensorial-R (ASBI-R), Evaluación del Perfil Sensorial (SPA) o Prueba de Praxis de Integración Sensorial (SIPT) . Estas pruebas evalúan el historial médico del niño, los retrasos en el desarrollo y los patrones de comportamiento para determinar la presencia de deficiencias en el procesamiento sensorial.
No existe cura para la disfunción de integración sensorial, pero hay tratamiento disponible. La terapia de integración sensorial realizada por un terapeuta ocupacional capacitado puede ayudar al paciente a aprender a estimular los sentidos. A veces denominada “dieta sensorial”, esta forma de terapia puede incluir actividades como ensartar cuentas, jugar con plastilina o escuchar música. Se anima a los padres a participar en la terapia de integración sensorial y ayudar al niño a realizar los ejercicios asignados de forma regular.