La nefritis lúpica, también conocida como enfermedad glomerular lúpica, es una complicación del lupus eritematoso sistémico (LES) que afecta negativamente la función renal. La afección se origina con la acumulación de autoanticuerpos cargados de proteínas dentro de los capilares de los riñones que afectan directamente la composición de la orina y la presión arterial. El tratamiento para las personas con nefritis lúpica implica restaurar la función renal adecuada mediante el uso de medicamentos recetados. Si la afección ha progresado para inducir insuficiencia renal, la diálisis y el trasplante pueden ser opciones de tratamiento viables.
Normalmente, el sistema inmunológico del cuerpo funciona como defensa contra sustancias nocivas, como bacterias y otros gérmenes. Para las personas con LES, el sistema inmunológico no puede distinguir la presencia de sustancias nocivas y ataca por error a las células y tejidos sanos. Los síntomas asociados con este trastorno autoinmune pueden variar de un individuo a otro y afectar inicialmente a un solo órgano o al cuerpo entero. De los muchos síntomas asociados con esta afección inflamatoria, la enfermedad renal se encuentra entre los más graves y potencialmente mortales. Aquellos diagnosticados con LES pueden someterse a pruebas periódicas, como análisis de orina y sangre, para evaluar su función renal.
La función renal alterada se manifiesta con concentraciones excesivamente altas de proteína en la orina. Las personas con inflamación renal asociada con LES pueden permanecer asintomáticas al principio, lo que significa que no experimentan ningún síntoma. Con el tiempo, el individuo puede desarrollar una variedad de síntomas que afectan directamente su producción y producción de orina. Los signos como orina espumosa u orina con sangre pueden ser indicativos de insuficiencia renal. Los síntomas adicionales pueden incluir hinchazón generalizada o localizada, también conocida como edema, y presión arterial alta.
Se pueden realizar diversas pruebas para confirmar la presencia de una función renal disminuida. Las personas que experimentan síntomas asociados pueden someterse a un examen físico y análisis de sangre y orina. Se puede realizar un examen físico para evaluar la presión arterial, evaluar cualquier hinchazón y determinar si hay acumulación de líquido en el corazón o los pulmones. Se pueden realizar análisis de orina y sangre para evaluar los niveles de anticuerpos antinucleares (ANA), nitrógeno ureico y creatinina. Tras la confirmación del diagnóstico, se puede realizar una biopsia de riñón para evaluar un curso de tratamiento adecuado.
El objetivo de cualquier régimen de tratamiento para la nefritis lúpica implica restaurar la función renal adecuada. Se pueden administrar medicamentos recetados para aliviar la inflamación y suprimir el sistema inmunológico. Algunas personas pueden necesitar someterse a diálisis permanente para controlar los síntomas asociados con su función renal deteriorada. Un trasplante de riñón puede ser una opción de tratamiento viable para casos graves que involucran a personas con LES inactivo.
Las complicaciones asociadas con la nefritis lúpica pueden incluir insuficiencia renal aguda o crónica y enfermedad renal en etapa terminal. El pronóstico asociado con la nefritis lúpica depende del alcance de la afección y de la salud general del individuo. Aquellos que experimentan episodios de inflamación repentinos o agudos pueden tener períodos en los que son asintomáticos y pueden controlar sus síntomas con medicamentos. A otros se les puede diagnosticar insuficiencia renal crónica que requieren un tratamiento más concentrado. Las personas que se someten a un trasplante de riñón pueden experimentar una recurrencia de la inflamación del riñón, lo que da como resultado un empeoramiento de los síntomas.