Ageusia es la incapacidad de saborear. La verdadera ageusia es bastante rara y puede ser causada por varias cosas. Más comúnmente, las personas tienen lo que se conoce como un «trastorno del gusto», lo que significa que su sentido del gusto está afectado, pero no completamente ausente. Muchos trastornos del gusto están relacionados con los trastornos del olfato, ya que las experiencias del olfato y el gusto están muy relacionadas. Las personas que padecen ageusia suelen buscar atención médica, ya que muchos humanos consideran el gusto como un sentido crítico.
En la verdadera ageusia, un paciente no puede saborear nada que se aplique a su lengua. Más comúnmente, las personas tienen hipogeusia, un trastorno del gusto en el que el paciente tiene problemas para diferenciar los gustos o experimentar ciertos gustos. Las personas mayores, por ejemplo, tienden a ser menos sensibles a los sabores amargos. Las personas también pueden desarrollar disgeusia, en la que el sentido del gusto se distorsiona o altera.
Por sí sola, la ageusia es un problema para muchos enfermos porque interfiere con el disfrute de la comida. Alguien con ageusia puede comer sustancialmente menos de lo que debería, y podría experimentar desnutrición. El sentido del gusto también es de vital importancia para detectar signos de que la comida se ha «estropeado», en combinación con el sentido del olfato, lo que significa que una persona con ageusia puede comer algo que lo enferma.
La ageusia congénita, en la que alguien nace sin sentido del gusto, es muy inusual. Más comúnmente, la afección se adquiere como resultado de problemas neurológicos, problemas endocrinos o problemas localizados como infección, inflamación o daño en la lengua. Los fumadores y bebedores también tienden a experimentar ageusia porque sus papilas gustativas están insensibilizadas por sus hábitos.
Para diagnosticar la ageusia, un médico generalmente realiza una prueba de sabor, determinando qué sabores pueden detectar las personas y en qué concentraciones. Los kits de prueba del gusto están disponibles para este propósito, lo que permite a los médicos utilizar gustos cuidadosamente calibrados para evaluar a sus pacientes. El médico también puede revisar el historial del paciente para llegar a la causa subyacente del problema y determinar un curso de tratamiento.
Los tratamientos para la ageusia varían según la causa de la afección. Un fumador saludable, por ejemplo, podría resolver el problema reduciendo el hábito de fumar o dejando de fumar por completo. Alguien con un problema neurológico o endocrino podría descubrir que la ageusia se resolverá si la afección médica subyacente se trata con medicamentos, cirugía u otras formas de terapia médica.