Los pacientes que sufren los efectos de una infección intestinal como diarrea, dolor abdominal o incluso sangrado rectal normalmente pueden tomar medidas en casa para tratarla, pero también pueden necesitar atención médica. Para cualquier tipo de infección en el intestino, una persona debe descansar lo suficiente, beber muchos líquidos y comer alimentos blandos. Si la infección es causada por bacterias, un médico puede recetar antibióticos. También puede recomendar el uso de laxantes en algunos casos. A veces, las infecciones en los intestinos pueden indicar un problema mayor, como diverticulitis o enfermedad de Crohn, que pueden requerir pruebas de diagnóstico para determinar el mejor curso de acción, que a su vez puede incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos o incluso cirugía.
Hay algunos pasos básicos que cualquier persona puede tomar en casa para ayudar a tratar esta afección. Es importante descansar para que el cuerpo pueda combatir la infección y recuperarse. Comer alimentos blandos o posiblemente incluso una dieta completamente líquida puede ayudar. Beber más líquidos también es importante para mantenerse bien hidratado, especialmente para quienes padecen diarrea.
Una infección intestinal suele ser el resultado de un patógeno que ataca el tracto digestivo. Si la infección es de naturaleza viral, es posible que la persona simplemente deba esperar, pero para las infecciones bacterianas, un médico puede recetar antibióticos. Dado que los síntomas de ambos tipos de infecciones pueden ser muy similares, es importante que el médico determine de qué tipo es antes de decidir el tratamiento.
Otro tipo de tratamiento que puede usarse para una infección intestinal es un curso de laxantes. Estos son medicamentos que pueden ayudar a estimular al cuerpo a defecar. Este tipo de tratamiento puede ayudar si la infección está causando estreñimiento y, por lo general, solo se usará durante un período corto de tiempo hasta que se resuelva el problema.
Si bien una infección a menudo es simplemente un problema agudo que dura poco tiempo y luego se resuelve, puede ser un síntoma de una afección más crónica, particularmente si las infecciones ocurren repetidamente. Enfermedades como la diverticulitis, el síndrome del intestino irritable y la colitis ulcerosa pueden provocar síntomas de infección intestinal, al igual que afecciones más graves como la enfermedad de Crohn y el cáncer de colon. Si un médico sospecha que este es el caso, es posible que desee realizar pruebas como análisis de muestras de sangre o una colonoscopia. Una vez que se diagnostica una afección, se puede determinar el curso de tratamiento adecuado para el paciente.