¿Qué es la artritis degenerativa?

La artritis degenerativa es una inflamación crónica de las articulaciones que puede provocar discapacidad y dolor intenso. Este es el tipo más común de artritis, que ocurre con frecuencia en hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55, y también surge como consecuencia de lesiones en los huesos y las articulaciones. No existe cura para la artritis degenerativa, pero se pueden utilizar una variedad de técnicas para controlarla y reducir su impacto en el cuerpo.

Esta condición también se conoce como osteoartritis (OA) o enfermedad degenerativa de las articulaciones (DJD). Es causada por la degradación gradual del cartílago que normalmente protege las articulaciones del cuerpo. A medida que el cartílago se rompe, la articulación comienza a desgastarse severamente y puede erosionarse con el tiempo. Los nódulos y espolones óseos también pueden surgir a medida que el cuerpo intenta hacer frente a la inflamación. El resultado es una articulación rígida y dolorosa que puede ser una fuente de discapacidad.

Los dedos, las rodillas, las caderas y la columna son lugares comunes donde se desarrolla la artritis. La afección generalmente comienza con un dolor leve y algo de calor leve alrededor de las articulaciones, y progresa a un dolor intenso y rigidez. Los niveles de dolor asociados con esta afección pueden variar según la hora del día y el clima. Muchos pacientes, por ejemplo, experimentan más dolor y rigidez en climas fríos y húmedos. En algunos casos, la artritis puede volverse tan grave que las articulaciones se tuercen y deforman, como se ve en las manos de algunas personas mayores.

Parece haber un componente genético en la artritis degenerativa, ya que algunas familias parecen ser más propensas que otras. Los médicos también creen que las posibilidades de desarrollar este comportamiento se pueden reducir haciendo ejercicio con regularidad, comiendo una dieta saludable y posiblemente tomando suplementos como la glucosamina, que están destinados a apoyar la salud de las articulaciones. La fisioterapia después de lesiones traumáticas también puede reducir el riesgo de desarrollar artritis, al promover articulaciones fuertes y saludables y una recuperación completa.

Un médico a menudo puede diagnosticar la artritis degenerativa simplemente hablando con un paciente y realizando un simple examen físico. Se pueden utilizar herramientas de diagnóstico como radiografías, análisis de líquido articular y artroscopia para confirmar el diagnóstico y determinar el mejor curso de acción para el paciente. Se pueden usar medicamentos para controlar el dolor, junto con fisioterapia y, a veces, la medicina alternativa como la acupuntura también ayuda. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para reemplazar o reparar las articulaciones gravemente dañadas para tratar el trastorno.