La función del esófago es transportar los alimentos desde la boca hasta el estómago. Para que los alimentos se transporten de manera eficiente y correcta, los músculos del esófago deben coordinarse de una manera muy estructurada para transportar los alimentos al estómago y garantizar que el contenido del estómago no se escape. Un trastorno de dismotilidad esofágica es aquel en el que este proceso se ha interrumpido. Estos tipos de trastornos pueden impedir que los alimentos lleguen al estómago o provocar la regurgitación del contenido del estómago. Estos problemas pueden provocar síntomas de dismotilidad esofágica como dolor en el pecho, dolor al tragar o la sensación de un nudo permanente en la garganta.
Los trastornos de la dismotilidad esofágica tienen una amplia gama de causas y efectos. Un trastorno, llamado trastorno de la motilidad esofágica espástica, es causado por un desequilibrio entre las vías nerviosas que hacen que los músculos esofágicos se relajen y contraigan. Este desequilibrio conduce a espasmos musculares que provocan dificultad y dolor al tragar, dolor en el pecho y reflujo ácido.
En el caso de la acalasia esofágica, el trastorno es causado por la incapacidad del músculo esfínter esofágico para relajarse. Este músculo normalmente se relaja y se tensa en respuesta a ciertas señales, de modo que la comida pueda pasar al estómago mientras se previene la regurgitación del contenido del estómago. En la acalasia, la rigidez constante del músculo provoca dificultad para tragar alimentos y bebidas, ardor de estómago, tos, dolor de pecho y regurgitación del contenido del estómago, incluido el ácido del estómago.
Otro trastorno de dismotilidad esofágica, llamado esclerodermia, se desarrolla como resultado de la acumulación de tejido cicatricial en el esófago. La esclerodermia es el resultado de una enfermedad autoinmune en la que las células del sistema inmunológico atacan diferentes tipos de células del cuerpo, incluidas las células del esófago. Con el tiempo, la inflamación e irritación crónicas conducen a la formación de tejido cicatricial. Este tejido cicatricial debilita los músculos del esófago, provocando dificultad y dolor al tragar. A medida que la enfermedad progresa, puede causar reflujo ácido crónico y aumentar el riesgo de cáncer de esófago.
Los trastornos de la dismotilidad del esófago generalmente son incurables. Por tanto, el principal objetivo del tratamiento es el control y el alivio de los síntomas. Se pueden usar varios tipos de medicamentos para el tratamiento de la dismotilidad, incluidos los bloqueadores de los canales de calcio y la toxina botulínica. Las modificaciones dietéticas pueden ayudar a aliviar los síntomas y algunos trastornos se pueden mejorar con cirugía.
Los principales medicamentos que se utilizan para tratar los trastornos de la motilidad esofágica, como la acalasia, son los bloqueadores de los canales de calcio. Estos medicamentos son útiles porque facilitan la deglución al reducir la fuerza de las contracciones musculares, incluido el músculo esfínter del esófago. Otra opción de medicamento es la toxina botulínica, también conocida como Botox®. Este medicamento previene las contracciones musculares fuertes porque causa parálisis muscular parcial. Por último, algunos medicamentos antidepresivos ayudan a reducir el dolor crónico y se pueden recetar a personas que experimentan dolor torácico crónico debido a trastornos de la motilidad del esófago.
Algunos trastornos de la motilidad se pueden tratar con cirugía. En el caso de la acalasia, el procedimiento más común es una miotomía de Heller, en la que se corta el músculo del esfínter para que ya no se contraiga de forma permanente. Este procedimiento también se realiza para tratar otros tipos de dismotilidad del esófago, incluido el trastorno espástico de la motilidad esofágica.