El metilmercurio es una forma orgánica de mercurio que puede causar problemas ambientales porque se absorbe fácilmente y es difícil de eliminar. Puede producirse directamente a través de algunos procesos industriales y también mediante reacciones naturales en el medio ambiente. Las preocupaciones sobre la intoxicación por metilmercurio son la base de las recomendaciones para restringir el consumo de ciertos pescados a las mujeres embarazadas. Las agencias ambientales en las regiones donde este compuesto puede ser una preocupación realizan pruebas periódicas para verificar si hay signos de niveles peligrosamente altos para que puedan advertir a la población en general.
Químicamente, este compuesto consiste en un grupo metilo unido a un átomo de mercurio, formando un ión cargado positivamente. Se adhiere fácilmente a las proteínas y no se libera fácilmente, lo que lo convierte en un motivo de preocupación en el entorno natural. Cuando un organismo absorbe metilmercurio, no puede eliminar el catión. Si ese organismo a su vez es devorado por un organismo más grande, recibe una carga de mercurio tóxico junto con su comida. Esto crea un efecto bioacumulativo, en el que las concentraciones del compuesto pueden llegar a ser altas en animales que se encuentran en una parte superior de la cadena alimentaria, como los tiburones.
Históricamente, algunos procesos industriales producían metilmercurio y las empresas liberaban el compuesto directamente al medio ambiente, creando contaminación. También se usó para actividades como el tratamiento de granos para prevenir la infestación de insectos, lo que ocasionalmente conducía a incidentes cuando los animales comían el grano y luego los humanos. Las regulaciones ambientales han tomado medidas enérgicas contra esta práctica, reduciendo la cantidad producida directamente por los humanos. Sin embargo, se sigue produciendo mercurio elemental, principalmente mediante la quema de combustibles fósiles.
La entrada de mercurio elemental al medio ambiente no significa necesariamente que se forme metilmercurio. Necesita caer en lugares con organismos anaeróbicos especializados que lo metilen, agregando el grupo metilo necesario. Además, el proceso de desmetilación en el que el compuesto se descompone debe ser lo suficientemente lento como para permitir que se acumule. Los lagos y arroyos son lugares comunes para esta transformación, que puede afectar a los animales que dependen de ellos como fuente de agua y alimento.
Los seres humanos pueden consumir pequeñas cantidades de metilmercurio sin problemas importantes, pero si comienza a acumularse, pueden desarrollar síntomas neurológicos. Es especialmente dañino para los fetos en desarrollo y los bebés pequeños, que tienen sistemas nerviosos en rápido crecimiento. Pueden desarrollarse alteraciones neurológicas debido a la exposición al metilmercurio en la dieta oa través de la placenta, en el caso de un feto. Estos son irreversibles y pueden variar en gravedad según el momento y el tamaño de la dosis.