La frase “acostarse con el enemigo” se usa a menudo para describir una situación que involucra una relación no conflictiva entre dos individuos o entidades que normalmente sería hostil o contradictoria. Esto incluye frecuentemente acuerdos comerciales entre competidores, proyectos conjuntos abordados por enemigos y maniobras políticas que requieren la cooperación de las partes en competencia. A veces, dormir con el enemigo implica cooperar solo con el propósito de obtener información privilegiada o la ventaja en una situación competitiva. En otras situaciones, sin embargo, las partes opuestas pueden trabajar juntas por el bien de un objetivo común.
En una situación personal, dormir con el enemigo podría significar trabajar con alguien que no te gusta para organizar o lograr algo importante. Por ejemplo, si comparte un amigo con alguien que no le agrada, puede trabajar con esa persona para organizar la fiesta de cumpleaños de su amigo en común. Asimismo, puede trabajar con un vecino que no le agrada para lograr cambios importantes en su vecindario.
En un entorno empresarial, se puede considerar dormir con el enemigo para trabajar de forma cooperativa con un rival empresarial. Por ejemplo, una persona puede trabajar con un rival comercial en un proyecto conjunto, mientras busca en secreto debilidades y formas de superar a la otra persona. Este tipo de situación puede ser muy estresante para algunos, ya que las hostilidades pueden no estar muy bien ocultas. En otras situaciones, los rivales empresariales pueden parecer llevarse bien y parecer entusiasmados por trabajar juntos. En cambio, cada persona puede estar furiosa por dentro y sentirse incapaz de confiar en la otra persona.
A nivel político, un político puede encontrar necesario acostarse con el enemigo para lograr un objetivo gubernamental en particular. En tal situación, un demócrata puede unirse con un republicano para trabajar en una resolución conjunta. A menudo, este tipo de cooperación se encuentra con la sospecha de los partidarios de ambos partidos, ya que cada uno piensa que el partido contrario está planeando engañar o traicionar al otro. Una de las partes puede incluso ser acusada de intentar atribuirse el mérito del arduo trabajo realizado por ambas partes. A veces, a los espectadores les preocupa que las partes intenten ejercer una influencia indebida en las ideas y convicciones políticas de los demás.