La sociología feminista surgió como parte del feminismo de la segunda ola en las décadas de 1960 y 1970. Sus objetivos incluyen exponer las injusticias en el trabajo sociológico dominado por los hombres y explorar las causas fundamentales de las diferencias de género percibidas. Metodológicamente, la investigación sociológica feminista tiende a ser más cualitativa que cuantitativa.
Una de las principales premisas que subyacen a la sociología dominante, o sociología “masculina”, como a veces la llaman las feministas, es que los valores y acciones de las personas están determinados en gran medida por su papel en las estructuras sociales. Las sociólogas feministas han extendido esto para argumentar que el campo de la sociología en sí mismo es en gran medida el producto de estructuras sociales dominadas por hombres. Afirman que los sociólogos han tendido a investigar solo a los hombres y luego han tratado injustamente de generalizar sus hallazgos sobre toda la humanidad.
La sociología feminista intenta corregir la supervisión de los problemas de las mujeres en otros estudios sociológicos. Una de sus principales áreas de investigación es cómo la sociedad da forma a las diferencias de género. Los académicos pueden diferir en si creen que estas diferencias son el producto de un sistema inherentemente injusto, pero el hecho de que existen es innegable.
Por ejemplo, está bien comprobado que los hombres tienen más probabilidades de ser condenados por delitos violentos que las mujeres. Las mujeres tienen estadísticamente más probabilidades de ingresar a las humanidades que a los campos de estudio científicos. La sociología feminista intenta investigar qué estructuras sociológicas causan estas diferencias entre hombres y mujeres.
La sociología convencional o masculina tiende a utilizar un método cuantitativo de investigación que busca ser objetivo. Sin embargo, muchas sociólogas feministas argumentan que intentar objetivar la experiencia humana en realidad niega e invalida esa experiencia, lo que resulta en cuerpos de conocimiento patriarcales y etnocéntricos. Por esta razón, la sociología feminista tiende a utilizar métodos de investigación más cualitativos y descriptivos que cuantitativos. Las investigadoras feministas pueden buscar desarrollar una relación igualitaria y mutuamente beneficiosa con los sujetos de su estudio. Sus artículos a menudo incluyen largas reflexiones personales sobre la naturaleza de su trabajo, además de declaraciones de hechos.
En algunos aspectos, la sociología feminista intenta redefinir los objetivos de la sociología. Muchos sociólogos tratan su disciplina como una ciencia, cuya función es investigar y describir las realidades sociológicas. Las sociólogas feministas, por otro lado, a menudo ven su trabajo no solo como una descripción, sino como una mejora. Pueden buscar descubrir las causas de la sociología con el propósito explícito de socavar la injusticia.