El eccema numular es una afección dermatológica caracterizada por una erupción y parches redondos de piel seca y con picazón. Por lo general, la aparición inicial de esta afección se evidencia por la aparición de manchas rojizas en forma de moneda y ampollas llenas de líquido, conocidas como pápulas y vesículas, respectivamente. Dado que estas lesiones a menudo evolucionan hacia una formación de anillo con un centro claro, el eccema numular a veces se confunde con la tiña, que es una infección por hongos. Si bien todas las formas de eccema se conocen colectivamente como dermatitis atópica, el eccema numular se conoce con varios otros nombres. Estos incluyen eccema discoide, dermatitis eccematosa y dermatitis numular.
Si bien este tipo particular de trastorno de la piel se distingue en apariencia de otros que entran en la categoría de eccema, colectivamente comparten un rasgo común: la causa es un misterio. Sin embargo, se sabe que el eccema numular no es el resultado de la herencia, alergia o infección por hongos, ni es contagioso. Sin embargo, su progresión entre individuos puede variar mucho. De hecho, una persona puede sufrir un brote de solo una o dos lesiones durante un período de unas pocas semanas, mientras que otras pueden tener múltiples lesiones que persisten durante años. Además, siempre existe la posibilidad de recurrencia para cada paciente.
Cualquier persona de cualquier edad puede desarrollar eccema numular, aunque es más común en pacientes entre las edades de 55 a 65 años. Si bien es más común en los hombres, las mujeres pueden experimentar su primer brote entre las edades de 15 y 25 años. La parte inferior de las piernas es la más comúnmente afectada, una observación que le ha valido a esta condición el sobrenombre de eccema varicoso. Sin embargo, esta condición también puede afectar el torso, los brazos y las manos.
Dado que se desconoce la causa del eccema numular, no existe una cura segura o un camino para la prevención. Por tanto, el tratamiento consta de diversas terapias para minimizar los síntomas y las molestias. La picazón y el enrojecimiento pueden mejorar con la hidratación frecuente y la práctica de evitar irritantes, como agua muy caliente, productos químicos y ropa incómoda. Algunos pacientes responden bien al tratamiento con luz ultravioleta artificial. Sin embargo, no se recomienda la exposición deliberada y prolongada a la luz solar natural debido al riesgo de quemaduras solares.
También se pueden usar medicamentos tópicos u orales para ayudar a controlar el eccema numular. En los casos en que las lesiones están «húmedas» (es decir, supuran), se pueden administrar antibióticos de penicilina orales, como flucloxacilina. Los antihistamínicos a veces son útiles para reducir la picazón. En casos muy graves, el paciente puede recibir corticosteroides (es decir, prednisona) ya sea por vía oral o por inyección durante una o dos semanas para controlar la afección, seguidos de tratamientos tópicos para el tratamiento continuo.