Las principales responsabilidades laborales de un oficial de deportación son detener y monitorear a los no ciudadanos a quienes se les ordenó abandonar un país. Los oficiales de deportación generalmente supervisarán los procedimientos desde el momento en que se expide una orden de deportación hasta que el no ciudadano realmente abandone el país. Las asignaciones también pueden incluir el monitoreo de inmigrantes legales o ilegales, u otros visitantes a un país.
Los títulos reales para este puesto difieren en varios países, y el papel del oficial de deportación está cubierto por oficiales de inmigración, oficiales de detención u otros funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Por lo general, el oficial de deportación trabaja para la oficina de inmigración. Esta posición también puede estar asociada con el departamento de justicia u otras unidades gubernamentales que hacen cumplir las leyes que regulan los asuntos de inmigración y nacionalidad.
Los oficiales de deportación generalmente trabajan en estrecha colaboración con otros oficiales de inmigración y aduanas, así como con abogados tanto del gobierno como de la persona deportada. Por lo general, ayudan a identificar, localizar y capturar a los extranjeros que no cooperan. Los oficiales generalmente ayudan a preparar y presentar la información utilizada para los procedimientos de deportación en las audiencias de inmigración y exclusión. A menudo, consultarán con enlaces de consulados y embajadas extranjeras para asegurar que se emitan pasaportes y otros documentos de viaje para el regreso de la persona deportada a su país de origen u otro lugar. En ocasiones, los oficiales también pueden ser obligados a escoltar a la persona fuera del país para garantizar su expulsión según los requisitos de la orden de deportación.
Es posible que se requiera una gran cantidad de viajes para un oficial de deportación. Durante el curso de su trabajo, el oficial puede estar fuera de casa por largos períodos de tiempo, tanto en el curso de la localización de deportados como durante los procedimientos legales. También pueden ser necesarias visitas frecuentes a las cárceles y otras instalaciones de detención.
El trabajo de un oficial de deportación puede implicar una cierta cantidad de riesgo. Los oficiales generalmente deben estar en buena forma física y ser capaces de manejar un esfuerzo considerable para poder aprehender, someter y mover a personas que no cooperan. Los ataques a los oficiales de deportación pueden ocurrir sin previo aviso durante el desempeño de sus funciones, por lo que las habilidades de defensa personal y la capacitación en el uso de la fuerza letal generalmente son necesarias. No es raro que los oficiales tengan experiencia policial o militar previa.
Los requisitos educativos para este trabajo varían. Algunos puestos requieren un título universitario, mientras que otros requieren varios años de experiencia en un campo de trabajo relacionado. Los oficiales de deportación generalmente están capacitados en la ley de inmigración y la ley procesal de la jurisdicción en la que operan. La mayoría también tiene al menos algo de capacitación policial y puede hablar con fluidez dos o más idiomas. En general, se requiere la ciudadanía en el país de operación.