El sistema nervioso autónomo y el estrés reaccionan entre sí dentro del cuerpo humano, causando desde una sensación de lucha o huida hasta tranquilidad mental. El estrés puede tomar una forma interna, como una enfermedad crónica, o aplicarse externamente a partir de compromisos familiares y profesionales. El sistema nervioso autónomo humano trata de aliviar el estrés para mantener el equilibrio hormonal y mental.
Las redes simpática y parasimpática comprenden el sistema autónomo. Las reacciones hormonales inmediatas al estrés ocurren desde la red simpática, protegiendo al cuerpo del daño físico o mental. La red parasimpática reanuda el control sobre el sistema simpático una vez que la supuesta amenaza, o estrés, ha sido resuelta o eliminada. Una sensación de calma y tranquilidad llena la mente de la persona, permitiendo que el cuerpo regrese a su funcionamiento normal.
El sistema nervioso autónomo y el estrés luchan constantemente. El cuerpo, naturalmente, quiere mantener la calma y el equilibrio, pero la vida estresante diaria requiere que las redes simpáticas y parasimpáticas trabajen para garantizar la seguridad física y mental general de la persona. El estrés hace que la glándula suprarrenal del cuerpo emita la hormona adrenalina, según lo indicado por la parte simpática del sistema nervioso autónomo. La adrenalina le da al cuerpo energía inmediata y alerta para lidiar con el estrés. El corazón late más rápido, causando que más oxígeno se infiltre en los músculos y el cerebro para respuestas rápidas a situaciones externas.
El sistema nervioso autónomo y el estrés pueden combinarse para dañar el cuerpo si la exposición al estrés es a largo plazo. Las secreciones hormonales se producen desde otras glándulas dentro del cuerpo, evitando cualquier esfuerzo energético extraño. Un sistema principal afectado por el sistema nervioso autónomo y la mezcla de estrés es la red de inmunidad. El estrés a largo plazo impedirá la capacidad natural del cuerpo para combatir enfermedades, causando más enfermedades con el tiempo.
El cuerpo humano necesita pequeñas cantidades de estrés para una vida saludable en general. Los desafíos diarios, desde proyectos de trabajo hasta un ensayo escolar, ayudan al cuerpo a secretar neurotransmisores. Estas hormonas, como la noradrenalina, ayudan al cerebro a formar nuevas conexiones para los recuerdos y la información recién aprendida a través de la interacción del sistema nervioso autónomo y el estrés.
Algunas personas pueden no darse cuenta de que se encuentran en una situación constantemente estresante, en la que el sistema nervioso autónomo está luchando continuamente entre la calma y el estado de alerta. Por ejemplo, los habitantes de la ciudad, con un zumbido de tráfico persistente y ruidos industriales fuertes, tienden a tener un mayor nivel de estrés en comparación con un habitante rural. Los expertos sugieren mantener la vida lo más simple posible, incluida la reducción del uso de productos electrónicos. Incluso los campos electromagnéticos, que emanan de la electrónica, causan tensiones ocultas para el cuerpo humano.