La capacidad de controlar la expresión de las emociones existe en la mayoría de las personas. En ocasiones, a una persona le da un ataque de risa o se encuentra llorando por algo que no es muy triste; peor aún, la ira puede salir de control si la gente no sabe cómo controlarla. Si bien estas experiencias son comunes, la ocurrencia regular de manifestaciones emocionales que son desproporcionadas a lo que está ocurriendo, también llamada labilidad emocional, no es tan común. Ser lábil, inestable o sujeto a cambios rápidos, emocionalmente tiende a sugerir la presencia de una serie de condiciones que pueden involucrar al cerebro.
Los síntomas de labilidad emocional pueden variar entre individuos y en la frecuencia de aparición. Los ataques de risa o el llanto son dos ejemplos. Algunas personas evidencian esto más con temperamentos explosivos, y puede haber casos en los que las personas experimenten las tres expresiones emocionalmente excesivas en diferentes momentos. Cuando ocurren estas expresiones, a menudo es desalentador para las personas que las experimentan porque muchas personas saben que su respuesta emocional excede las circunstancias. Incluso puede resultar embarazoso para algunas personas o ser una condición que las haga retraerse socialmente.
Las causas de la labilidad emocional son diversas. Las personas pueden experimentar esta afección después de sufrir un traumatismo craneoencefálico o después de un accidente cerebrovascular. Puede ser un síntoma de trastornos cerebrales degenerativos como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica.
Quienes padecen la enfermedad de Alzheimer pueden desarrollar labilidad emocional. A veces también se observa en discapacidades de aprendizaje comunes, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o los síntomas pueden sugerir depresión posparto o psicosis. Pueden existir otras causas.
Los síntomas de labilidad emocional tienden a ocurrir con mayor probabilidad en determinados momentos. Las manifestaciones repentinas y excesivas de emociones tienden a ser especialmente comunes cuando las personas están cansadas, bajo presión, en situaciones desconocidas o sintiéndose estresadas. La preocupación por la expresión emocional repentina puede provocarla, haciendo las cosas más desafiantes. Parte del tratamiento para este trastorno es ayudar a las personas a encontrar estrategias de afrontamiento y formas de estar en situaciones sociales que les devuelvan algo de control. Por ejemplo, pedirle a alguien que ignore un comportamiento como la risa nerviosa podría ser una forma de controlar esa risa más rápidamente.
Existen otros tratamientos para las emociones que cambian rápidamente. Estos podrían incluir medicamentos que ayuden a atenuar la respuesta emocional ligeramente, en particular ciertas formas de antidepresivos. Se puede obtener un tratamiento adicional para la labilidad emocional en forma de trabajo en terapia, especialmente terapia cognitivo-conductual. Las técnicas de relajación también pueden ser útiles para sacar a la persona del estado lábil.
No todo el mundo puede recibir un tratamiento psicológico, basado en la relajación o con estrategias de afrontamiento. Si se ha producido un deterioro cerebral severo, la labilidad emocional simplemente puede tolerarse, siempre que no perjudique a la persona que la padece. Este podría ser el caso de aquellos con etapas avanzadas de demencia, retraso severo o daño cerebral masivo e irreparable.