¿Qué es una gammagrafía ósea?

Una gammagrafía ósea es un tipo de procedimiento de prueba que se realiza para medir la actividad de las células óseas. Se realiza inyectando un material ligeramente radiactivo, llamado marcador, en una vena del brazo del paciente. En el transcurso de unas pocas horas, aproximadamente la mitad del marcador es recogido por las células óseas, mientras que la otra mitad es filtrada fuera del cuerpo por los riñones. El trazador es atraído por áreas del hueso que son muy activas, y esto puede verse con una cámara especial que detecta la radiación emitida por el trazador. Una gammagrafía ósea se usa a menudo para diagnosticar problemas óseos, como fracturas por sobrecarga, lesiones cancerosas u otras afecciones que no se pueden ver claramente en una radiografía tradicional.

La actividad y función de las células de los huesos es lo que debe leer una gammagrafía ósea. Mucha gente piensa en los huesos como estructuras estáticas y secas que brindan apoyo al cuerpo y no hacen nada más. En realidad, los huesos están vivos y activos, metabolizando nutrientes y reparando problemas como cualquier otro tejido del cuerpo. Ciertos problemas pueden provocar cambios en el metabolismo óseo. Estos cambios se pueden observar mediante una gammagrafía ósea y un médico puede usar los resultados para diagnosticar problemas y sugerir tratamientos.

La cámara que detecta la radiación del marcador inyectado ve las áreas que absorben poco o ningún marcador como puntos oscuros. Estos son normales en ciertos lugares, pero una mancha oscura anormal puede indicar una falta de suministro de sangre a esa área o la presencia de ciertos tipos de cáncer. En áreas donde el hueso está creciendo rápidamente o se está reparando, se absorberá más marcador y la exploración mostrará un área de color claro o «punto caliente». Si bien un punto caliente también puede ser normal, puede indicar problemas como artritis, una infección o la presencia de un tumor.

La cantidad de radiación absorbida por el cuerpo durante una gammagrafía ósea suele ser lo suficientemente pequeña como para ser perfectamente segura. Sin embargo, una paciente que esté o pueda estar embarazada debe consultar con un médico antes de recibir una inyección de un marcador radiactivo. Si existe una justificación médica legítima para ello, la gammagrafía ósea normalmente no se retrasará. En casos raros, un paciente puede sufrir una reacción alérgica al marcador, pero una gammagrafía ósea normalmente no presenta mayor riesgo que una radiografía convencional.