Un tumor abdominal es una masa irregular de células anormales que se encuentra en el medio del cuerpo, incluido el estómago, la pared abdominal y partes de los intestinos. Pueden ser benignos, que suelen ser de crecimiento lento e inofensivos; maligno, que es canceroso; o pre-maligno, que podría convertirse en cáncer. Las causas, los síntomas y el tratamiento de estos crecimientos pueden variar mucho, pero los cánceres relacionados con esta área a menudo tienen un pronóstico más precario que muchos otros tipos. Los tipos comunes de masas intraabdominales incluyen tumores de riñón, colon, páncreas, vejiga, neuroblastoma y ovario, así como quistes y abscesos.
Los síntomas
Los tumores en el abdomen generalmente no crean muchos síntomas obvios, especialmente cuando se encuentran en las primeras etapas. Si la masa crece o se extiende, una persona puede experimentar hinchazón y dolor, diarrea, pérdida de peso, náuseas, vómitos, mal aliento y problemas digestivos. Una neoplasia maligna también puede causar fatiga, fiebre y sangre en las heces. Algunos tipos de tumores tienen síntomas más específicos asociados con ellos: por ejemplo, las personas con masas hepáticas a menudo presentan ictericia, y aquellas con tumores de ovario pueden tener una menstruación dolorosa o dolor durante el coito. Del mismo modo, las personas con tumores en la vejiga pueden tener dificultades para orinar y las personas con quistes renales suelen tener presión arterial alta.
Causas y factores de riesgo
Las causas y factores de riesgo de las masas abdominales generalmente incluyen cosas que estresan o dañan el órgano en el que se encuentran o alrededor. Por ejemplo, la acidez o úlceras persistentes es un factor de riesgo de cáncer de estómago, mientras que tener hepatitis o alcoholismo crónico aumenta las posibilidades de que una persona tenga tumores hepáticos. Además de esto, también se aplican los factores de riesgo generales para la mayoría de los cánceres. Los antecedentes familiares pueden influir, junto con las preocupaciones ambientales, como la exposición a sustancias químicas tóxicas o la contaminación. La mala alimentación, la falta de ejercicio, el tabaquismo y los pólipos en el estómago también pueden aumentar el riesgo de desarrollar un tumor abdominal. El ejercicio regular y una dieta saludable, que incluye los antioxidantes que se encuentran en muchas frutas y verduras, pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar una masa.
Diagnóstico
Dado que la mayoría de los tumores abdominales no causan síntomas, muchos son descubiertos sin darse cuenta por un profesional de la salud durante un examen médico de rutina. Por lo general, se necesita una evaluación adicional para recopilar información sobre la masa y determinar si es un tumor, ya que cosas como órganos inflamados o retenciones fecales pueden sentirse similares. Una tomografía computarizada (TC) o un estudio de imaginación por resonancia magnética (MRI) se usa comúnmente para obtener una imagen clara del crecimiento. Es posible que se necesiten una biopsia y análisis de sangre para determinar si una masa es benigna, maligna o premaligna.
Los proveedores de atención médica también pueden utilizar la información de los pacientes sobre la ubicación de la sensibilidad o el dolor para ayudar a reducir el tipo de crecimiento que tienen. Por lo general, dividen el abdomen en 4 cuadrantes: superior derecho, inferior derecho, superior izquierdo e inferior izquierdo, y también pueden describir una masa como epigástrica, lo que significa que está en el área justo debajo de las costillas, o periumbilical, lo que significa que es en el área alrededor del ombligo. Si un paciente informó tener dolor epigástrico, podría tener una masa pancreática, mientras que si informó tener dolor en el cuadrante superior derecho, podría tener un quiste hepático.
Tratamiento
El tratamiento específico para un tumor abdominal depende de varios factores, incluido el tipo, tamaño, ubicación y causa del crecimiento, y si se ha diseminado. Los médicos suelen realizar una cirugía para extirpar un tumor abdominal maligno. En estos casos, los proveedores de tratamiento suelen combinar la cirugía con otros tratamientos contra el cáncer, como quimioterapia y radioterapia.
Aunque es menos grave que una neoplasia maligna, una masa benigna aún puede requerir tratamiento. Si es lo suficientemente grande, podría interferir con los órganos cercanos o las funciones corporales normales, como la digestión, por lo que puede ser necesaria la extirpación quirúrgica. Por lo general, los tumores benignos no vuelven a crecer ni requieren tratamiento adicional después de ser extirpados.
Pronóstico
Un tumor canceroso en el abdomen puede ser un problema grave y potencialmente mortal; de hecho, el cáncer de estómago es una de las formas más mortales de cáncer. Esto se debe principalmente a que los síntomas notables no ocurren hasta que la enfermedad está bastante avanzada. Por esta razón, los proveedores de atención médica generalmente evalúan cualquier bulto que se encuentre en el área. Incluso si una masa es pequeña y no causa problemas, es mejor tener cuidado, porque si un tumor es maligno, un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno pueden conducir a un mejor pronóstico.