El período de incubación de la mononucleosis es de cuatro a siete semanas. Algunas complicaciones menores se derivan de este largo período de incubación. Una es que el período de latencia, el período entre la infección inicial y la capacidad de infectar a otros, es mucho más corto que el período de incubación de la mononucleosis; un individuo con mononucleosis puede infectar a muchas otras personas antes de que aparezcan los síntomas. El mismo resultado ocurre si un individuo con mononucleosis nunca desarrolla síntomas.
Cuando una persona cumple 18 años, existe un 90% de probabilidad de que haya estado expuesta al virus de Epstein-Barr, el agente que causa la mononucleosis. La mayoría de las personas experimentan el virus de niños y, por lo general, no presentan síntomas. Para los adolescentes y los adultos jóvenes, los síntomas de fatiga, fiebre y pérdida del apetito ocurren aproximadamente durante dos o tres semanas después del período de incubación de la mononucleosis. En estos casos, los síntomas obligan a las personas infectadas a abstenerse de ir a la escuela o al trabajo durante un período de tiempo. Aunque limitar el contacto con otras personas durante este tiempo reduce la posibilidad de más infecciones, la naturaleza del período de incubación anterior hace que una persona sea extremadamente infecciosa.
Dentro del período de incubación de la mononucleosis hay un período de latencia extremadamente corto, que dura solo unos pocos días. Posteriormente, un individuo es extremadamente infeccioso hasta unas pocas semanas después de que cesan los síntomas de la mononucleosis. Por lo tanto, durante la mayor parte del período de incubación, existe una alta probabilidad de que un individuo infectado infecte a otros. Aunque la mononucleosis se conoce como la «enfermedad de los besos», su transferencia a través de la saliva permite infectar a otros por otros medios. Por ejemplo, la proximidad de los estudiantes en una escuela da lugar a muchas ocasiones en las que puede ocurrir una infección accidental.
De todos los casos de mononucleosis, hay un pequeño porcentaje de personas que nunca desarrollan síntomas. Aunque ellos mismos nunca sufren efectos nocivos, estos individuos siguen siendo extremadamente infecciosos para los demás. De hecho, como nunca tienen que quedarse en casa debido a una enfermedad, tienen más posibilidades de contagiarse además de si se hubieran enfermado. Como puede ser imposible saber quién tiene el virus, recordar lavarse las manos y no compartir vasos son dos formas de prevenir la infección.
Si uno se infecta, se recomienda reposo en cama si los síntomas surgen después del período de incubación de la mononucleosis. Limitar la actividad reduce las posibilidades de sufrir efectos secundarios graves: ictericia, hepatitis, rotura esplénica y meningitis. Los analgésicos de venta libre pueden ayudar a aliviar los dolores musculares asociados con la afección.