Los cálculos renales en los perros pueden ser dolorosos y pueden provocar problemas de salud graves. Hay varios signos que uno puede observar si se sospecha que un perro tiene cálculos renales. Estos incluyen sangre en la orina, aumento de la frecuencia de micción, dolor al orinar, dolor abdominal y vómitos.
El signo más visible es la sangre en la orina. Los cálculos renales pueden hacer que la orina cambie de un rosa brillante a un rojo oscuro, dependiendo de la gravedad de los cálculos. Los cálculos pueden irritar el revestimiento de la vejiga y la uretra del perro, haciendo que la sangre se mezcle con la orina y altere el color.
Los perros que padecen cálculos renales también sienten la necesidad de orinar con mucha más frecuencia de lo normal, a pesar de que sus intentos de orinar a menudo pueden ser improductivos. Esta sensación de plenitud de la vejiga puede hacer que el perro parezca inquieto. El perro puede ponerse en cuclillas para orinar y no puede producir orina o solo producir una pequeña cantidad de orina. Pasar orina puede ser doloroso para un perro con cálculos renales.
Los cálculos renales en los perros también pueden causar dolor abdominal. El perro puede reaccionar al tocar o presionar su abdomen. El dolor abdominal puede ser causado por un refuerzo urinario, acumulación de cálculos o un revestimiento de la vejiga irritado.
El vómito es un signo común de cálculos renales en un perro. Si los cálculos bloquean la uretra, la orina puede regresar a la vejiga o al riñón. Esto puede causar hinchazón dolorosa o una infección que puede provocar náuseas en el perro y provocar vómitos.
Los cálculos renales caninos normalmente son causados por una acumulación de minerales alcalinos en los riñones y las vías urinarias de los perros. La acumulación hace que se formen pequeñas capas de sales. A medida que estas sales continúan creciendo, pueden volverse más duras e irregulares. La deshidratación a menudo juega un papel importante en la formación de cálculos renales en los perros porque permite que las sales minerales se acumulen sin ser expulsadas.
Si el dueño de la mascota nota los signos de cálculos renales lo suficientemente temprano, la afección generalmente se puede tratar a través de la dieta. El perro puede ser alimentado con una dieta especial que cree una alta acidez en la orina que ayudará a descomponer los cálculos. Si la condición está avanzada, un veterinario puede tener que extraer los cálculos quirúrgicamente.
La forma más fácil de ayudar a prevenir los cálculos renales en los perros es asegurarse de que estén bien hidratados. Un perro siempre necesita acceso a abundante agua fresca, lo que ayudará a mantener sus riñones enjuagados. Además, las dietas con un alto contenido de granos o muchas verduras tienden a producir más orina alcalina, lo que puede provocar cálculos. Se recomiendan dietas altas en proteínas con solo una pequeña cantidad de granos y vegetales para ayudar a prevenir la acumulación de cálculos.