Los problemas de cadera a menudo se asocian con personas mayores y con huesos débiles, aunque las personas de cualquier edad pueden sufrir dolor y otros síntomas incómodos en la cadera. Una lesión causada por una caída o un giro incómodo puede provocar una serie de síntomas, que incluyen hinchazón, enrojecimiento, hematomas y dolor local. El uso excesivo o el esfuerzo excesivo pueden provocar irritación y dolor en los tendones, ligamentos y músculos cercanos a la articulación de la cadera. Otras afecciones, como la artritis, pueden causar un dolor articular significativo y potencialmente provocar fracturas. La mayoría de los problemas menores de cadera se pueden tratar en casa con suficiente reposo, hielo y medicamentos de venta libre, aunque una persona con síntomas de cadera graves o duraderos debe consultar a un médico.
Algunos síntomas de la cadera son el resultado de un golpe directo en el costado o una fuerte caída. Los deportistas que practican deportes de contacto son especialmente vulnerables a las lesiones de cadera, al igual que las personas mayores y las que tienen dificultades para caminar. Después de una lesión, la cavidad de la cadera puede estar sensible al tacto y dolorosa al intentar agacharse o caminar. Las lesiones menores pueden provocar hinchazón, enrojecimiento y eventuales hematomas y, por lo general, comienzan a sentirse mejor en menos de una semana con simples tratamientos caseros. El dolor de cadera generalmente se puede aliviar aplicando hielo en la articulación de la cadera, descansando las piernas tanto como sea posible y tomando medicamentos antiinflamatorios y analgésicos de venta libre.
Las lesiones de cadera más graves pueden ser el resultado de caídas graves, torceduras o flexiones incómodas o uso excesivo de la articulación. Si los tendones, el tejido de las articulaciones o los huesos pueden resultar dañados, por lo general es necesario ir al consultorio del médico o a la sala de emergencias. Los tendones tensos o desgarrados pueden inflamarse, lo que a menudo resulta en dolor crónico y dificultad para caminar. Un hueso de la cadera fracturado generalmente causa un dolor intenso y debilitante y se hincha de inmediato, lo que hace que sea imposible poner peso en la pierna. El desgarro del tejido de la articulación de la cadera, conocido como desgarro del labrum de la cadera, puede hacer que la articulación haga clic, se endurezca y limite la flexibilidad.
Los médicos generalmente sugieren períodos de reposo y hielo junto con analgésicos recetados para ayudar a aliviar las fracturas, los desgarros del labrum y la tendinitis. Es posible que se necesite cirugía para reparar un tendón dañado o reemplazar parte de la cadera o el fémur. Cerca del final de la recuperación, que puede llevar varios meses, los pacientes generalmente realizan ejercicios de estiramiento y fisioterapia para recuperar la fuerza.
La osteoartritis es una de las principales causas de los síntomas de la cadera en las personas mayores. A medida que el tejido articular y el cartílago se desgastan con el tiempo, la cadera puede estar rígida, sensible al tacto y frecuentemente inflamada. Los síntomas de la cadera tienden a empeorar después de un largo período de actividad y, a menudo, provocan un dolor significativo. No existe cura para la osteoartritis, aunque los síntomas generalmente se pueden aliviar descansando con frecuencia, tomando analgésicos recetados o de baja potencia y uniéndose a grupos de fisioterapia. La cirugía puede ser necesaria si la cadera se daña o se rompe gravemente como resultado de la artritis.