El tomate cherry, introducido en la década de 1970, es una de las frutas más pequeñas de la familia del tomate y, como su nombre lo indica, es generalmente del tamaño de una cereza. Como con cualquier otro tipo, un tomate cherry es bajo en sodio, grasa y colesterol, pero rico en vitaminas y minerales. Su sabor dulce y facilidad de uso hacen que los tomates cherry sean un gran complemento para pastas, ensaladas y otros platos, pero también funcionan bien como ingrediente principal. Aunque están disponibles durante todo el año, los tomates cherry se pueden cultivar y almacenar en casa con relativamente poco esfuerzo.
Haim Rabinowitch y Nachum Kedar, dos investigadores académicos israelíes, diseñaron genéticamente el tomate cherry en 1973. Su objetivo era producir una variedad de tomate más resistente que fuera más fácil de cosechar, y su éxito allanó el camino para que otros científicos israelíes introdujeran resistencia a virus y tomates sin goteo. Como resultado de su trabajo, los tomates cherry se pueden cultivar en casa utilizando solo unas pocas herramientas de jardinería y poco mantenimiento. Es mejor plantar tomates cherry en junio o comprarlos entre junio y octubre, pero muchos supermercados los venden todo el año.
Las variedades de tomate a menudo tienen sabores, tamaños y colores distintos. El tomate rojo grande es el más común, y en comparación con él, el tomate cherry es más dulce, lo que hace que la calidad ácida por la que se conoce a los tomates sea menos notable. Además, un tomate cherry es típicamente de aproximadamente 1 pulgada (2.54 cm) de diámetro. Los tomates cherry generalmente son rojos o amarillos, el rojo es el más dulce, pero existen otros colores. Por lo tanto, a menudo se usan no solo para agregar sabor, sino también para hacer que los platos sean estéticamente agradables.
Su pequeño tamaño hace que los tomates cherry sean un ingrediente o guarnición fácil de agregar, y su sabor picante los hace excelentes como plato por sí solos. Los tomates son frutas parecidas a vegetales, por lo que los tomates cherry funcionan bien en ensaladas, pastas o mezclados en una salsa de tomate o salteados. Si se usan como ingrediente único o como base de un plato, se pueden rociar con aceite de oliva y condimentar al gusto, y algunas personas los consumen sin sazonar como otras frutas pequeñas. Los tomates cherry a menudo se comen crudos, pero se pueden saltear, asar a la parrilla o cocinar de otras maneras. Al igual que todos los tomates, los tomates cherry no tienen grasa ni colesterol, y proporcionan varios nutrientes, incluidas las vitaminas A y C, potasio y licopeno, un antioxidante que ayuda a prevenir el cáncer.
Seleccionar y almacenar tomates cherry es similar a los métodos utilizados para otras variedades. Los compradores o jardineros deben recoger frutas firmes sin hematomas. La refrigeración y la luz solar dañan los tomates, por lo que deben almacenarse a temperatura ambiente a menos que no puedan usarse dentro de una semana después de la maduración. Cualquier cubierta de plástico en los tomates comprados en la tienda también se debe quitar. Los tomates cherry también se pueden asar y luego congelar o conservar en aceite.